El libro recupera uno de los estudios que realizó el menorquín afincado en París a finales del siglo XIX. Estos viajes le llevaron por Catalunya, Comunidad Valenciana y Balears.
Según Vidal, al recalar en Menorca se prodigó en dar detalles de su Menorca natal, no únicamente en lo que a lengua catalana se refiere. Eso ha convertido a esta obra en un retrato de la vida cotidiana de los isleños, de sus tradiciones y costumbres, de una imagen fiel de cómo era entonces la isla, incluso a nivel geográfico.
Además, en la obra se recoge el viaje completo y ayuda a ver las diferencias culturales en cada uno de los territorios y de las islas que visitó el estudioso Guàrdia.
Josep Miquel Guàrdia es, para muchos menorquines, el nombre de un Instituto de educación secundaria de Alaior. Explicaba el autor de esta edición del trabajo de Guàrdia que existe un gran desconocimiento de algunos de los más destacados nombres de estudiosos menorquines en el mundo. Esta obra sirve, en cierta manera, para resolver este déficit.