Además de las distracciones provocadas por el uso del dispositivo móvil, entre otras, el consumo de alcohol y la velocidad son los principales problemas de la seguridad vial, pues, según Navarro, el pasado año se registraron 56.000 condenas penales por conducir superando la tasa de alcohol permitida y el 24 por ciento de los fallecidos dieron positivo.
En este sentido, la DGT continua realizando campañas y controles de alcoholemia a un tercio de los conductores cada año, y prevé la colocación de 78 nuevos radares a final de año, así como el uso de cámaras de alta definición y furgonetas más elevadas que permitan visualizar infracciones y sancionar.
En cuanto a los conductores kamikazes, Navarro ha destacado que son “muy peligrosos” pero puntuales, aunque también se dan casos de personas que se incorporan a la vía en sentido contrario por un despiste, lo que “obliga a reforzar la señalización y atención para evitarlo”.
No obstante, España es “referente” en seguridad vial, según el ranking de la Unión Europea, por detrás de Reino Unido, Suecia, Holanda y Dinamarca, con una media de 39 fallecidos por cada millón de habitantes frente a los 49 de la media europea, ha señalado Navarro.
Un resultado del que considera que hay que estar orgulloso, pero sin caer en la complacencia, porque el año pasado se registraron 1.800 fallecidos en las carreteras españolas.