El hormigón nos rodea. Edificios, viviendas, puentes y otras infraestructuras de prácticamente todas las ciudades del mundo se levantan con este material, cuya vida útil, aunque larga, es finita. Los profesores Antoni Cladera y Carlos Ribas del grupo de investigación de Tecnología de Estructuras y Materiales de la UIB trabajan para prolongarla al máximo logrando una disminución del enorme impacto ambiental que su producción y traslado supone. Para ello, han desarrollado un material capaz de deformarse con calor y que permite confinar la estructura. De este modo, se ahorran miles de toneladas de nuevos materiales. Hemos hablado con ellos.
Materiales de construcción y cambio climático. ¿Tan grave es?
Muchísimo, desde un punto de vista medioambiental y económico, es una variable clave. A excepción del petróleo, el consumo de estos materiales respecto a otros es entre quinientos y mil veces mayor. Basta ver gráficas de Estados Unidos entre 1900 y 2014 para comprobar que casi todo lo empleado son estos elementos.
Las civilizaciones actuales se levantan sobre hormigón.
Así es, es un sector absolutamente necesario pero que consume muchísimo, lo que implica una necesidad de energía embebida y emisiones de CO2 insostenible. Por eso planteamos la necesidad de ser respetuosos con el medioambiente también en este campo.
El hormigón es necesario pero consume muchísimo, lo que implica una necesidad de energía embebida y emisiones de CO2 insostenible
Qué proponen entonces.
Alargar la vida útil de todo el parque construido -que es inmenso- y del futuro. ¡Imagine si tenemos que tirar todos los edificios y levantarlos de nuevo! Por muy ecológica y sostenible que sea la reconstrucción, interesa mucho más mantenerlos. Con un solo edificio que, en vez de durar 50 años, dure cien, ya hemos conseguido mucho.
¿Cómo se consigue eso? ¿En qué consisten sus investigaciones?
Reforzar las estructuras con materiales inteligentes que al recibir calor recuperan su forma original. Así, al calentar un elemento tipo barra, éste se va retorciendo y va generando tensiones que confinan la estructura. Para que el lector lo entienda: es como ponerle una “faja” al pilar para que éste aguante mucho más tiempo y mucho más peso.
Interesa más mantener los edificios que tirarlos y volverlos a levantar
¿Se usa ya?
Aquí no, los arquitectos e ingenieros aún no lo conocen, pero en Suiza sí. Allí se han hecho entre 40 y 50 proyectos así. Existe una start-up suiza que desde hace tres y cuatro años están comercializando este tipo de materiales para la construcción y nosotros colaboramos con ellos en investigación de reforma, rehabilitación y refuerzo.
Los políticos -de todos los colores- son más propensos a la inauguración que al largo plazo
¿Las administraciones son conscientes de todo ésto?
Falta muchísimo mantenimiento del patrimonio publico construido. Los políticos -de todos los colores- son más propensos a la inuguración que al largo plazo, básicamente porque luce más construir un colegio nuevo que arreglar uno para que dure, al menos, 20 años más. De todas formas, éste es un mal histórico. Los mismos romanos preferían inaugurar el Coliseo que preocuparse por el estado de las cloacas (ríen).
Hablan de los políticos, ¿pero y los técnicos?
Cada vez son más conscientes y cada vez se lo evidencian más a los políticos que dirigen esas administraciones. Piense en el colapso del Puente Morandi, por ejemplo. Cuando pasa algo así es cuando saltan todas las alarmas y se ponen manos a la obra con medidas. Es urgente que entiendan que los colapsos cada vez se van a dar más porque la vida útil es la que es y la falta de mantenimiento es evidente.
¿En la rama privada se hace mejor?
Desde luego, en la planta hotelera sí. El mantenimiento en estos establecimientos es pulcro porque saben lo que ganan invirtiendo en mantenimiento y la de disgustos que se ahorran.