Las playas de Menorca retrocedieron una media de 4,8 metros entre los años 1956 y 2015, según un estudio publicado recientemente por investigadores de la Universidad de las Illes Balears, el Institut Menorquí d’Estudis, el Observatorio Socioambiental de Menorca (OBSAM) y la Sociedad de Historia Natural de las Islas Baleares en un número especial de la revista científica Journal of Coastal Research.
Este estudio, avanzado por Menorca al día, constata la importancia de conservar las dunas para evitar el retroceso de la línea de la costa y destaca que las playas urbanas son las que se han visto afectadas por retrocesos más significativos, que en la costa de poniente han alcanzado los 52,7 metros.
A partir del análisis de los datos obtenidos de ortofotografías de 52 playas de la isla de Menorca, realizadas entre los años 1956 y 2015, los investigadores han podido constatar que, a lo largo de este periodo, el retroceso anual medio de la línea de la costa ha sido de 0,1 metros.
Ahora bien, los investigadores también señalan que este retroceso no ha sido igual en todas las playas ni tampoco a lo largo del tiempo. Si se tiene en cuenta la ubicación geográfica de las playas, el estudio constata que las de Ponent son las que han sufrido procesos de erosión más fuertes, con un retroceso anual medio de 0,9 metros y retrocesos totales entre los 20 y los 52,7 metros. En esta área, la línea de costa de todas las playas estudiadas ha retrocedido con los años. En las playas de Migjorn, el 84% han sufrido erosión, con un retroceso de 0 a 0,24 metros cada año y un retroceso total de 0 a 20 metros. En la costa de Tramuntana, el 57% de las playas han sufrido la erosión, con un retroceso anual medio entre 0 y 0,24 metros y un retroceso total entre 0 y 10 metros. Finalmente, el 100% de las playas del levante menorquín han sido inmunes a la erosión.
Las playas urbanas, las más erosionadas
Independientemente de la localización de las playas en una u otra zona geográfica de la isla (Tramontana, Migjorn, Levante y Poniente), las playas que han mostrado un retroceso más fuerte durante estos años son las urbanas, seguidas de las playas no urbanas accesibles para los vehículos. En cambio, las que han sufrido un retroceso menos significativo son las playas no urbanas en las que sólo se puede llegar a pie.
La UIB señala que “los autores del estudio también han podido determinar dos periodos en la evolución de la línea de costa a lo largo de estos cincuenta y nueve años. Por un lado, la etapa entre 1956 y 2002, que coincide con el desarrollo masivo del turismo y la consolidación de las infraestructuras urbanas en la costa de Menorca. Durante estas décadas, el retroceso medio de la costa alcanzó los 6,7 metros por toda la isla, con una media anual de 1,1 metros. El segundo período, entre 2002 y 2015, coincide con una cierta estabilización de la costa y con la puesta en marcha de programas de gestión de las playas. El retroceso en esta etapa se redujo hasta el 1,8 metros de media ya una velocidad anual media de 0,05 metros”.
Los investigadores también señalan un elemento clave para la estabilidad de la línea costera: la existencia de dunas delanteras ( foredunes ), que son aquellas que se encuentran inmediatamente después de la playa. De hecho, el estudio constata que las playas de Menorca que han sido más estables a lo largo del tiempo son precisamente aquellas que disponen de sistemas de playa asociados a estas dunas delanteras. Con todo, la implementación de medidas de gestión orientadas a la conservación de estas dunas es un elemento esencial para la conservación del litoral menorquín.
Este estudio se ha realizado en el marco del proyecto de investigación Overtourism in Spanish Coastal Destinos. Tourism Degrowth Strategies (RTI2018-094844-B-C31), que financian el Ministerio de Ciencia e Innovación, la Agencia Estatal de Investigación y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional en el marco del Programa estatal de I + D + I orientado los retos de la sociedad.