A finales de los años sesenta se encendió la mecha de la reivindicación homosexual en Nueva York y en Menorca solo se consiguió salir del armario y reproducir este grito después de transcurridos muchos años. De hecho, fue el año pasado cuando se celebró por primera vez.
Este año no se podrá celebrar. No se recomienda en alusión a la nueva normalidad. Sin embargo, este domingo 28 se mantiene la conmemoración. Los actos de estos últimos días, más sencillos y menos concurridos, están vigentes para dar voz al manifiesto.
El colectivo LGTB sigue alzando su voz para dar a entender que existen personas con opciones sexuales o de relación con otros que no corresponde al género heterosexual y que, por ello, no deben ser ni apartados, perseguidos, señalados o menospreciados.
Aún hoy hay muchos países, la mayorías en África o Oriente Medio, donde ser homosexual está penado, a veces con la muerte.
La característica social de Menorca, como una isla, ha dificultado que se compartiera abiertamente la condición sexual de muchas personas por el miedo a no encajar en el ámbito familiar o social. Pero con el trabajo de las administraciones y de entidades sociales como Diverxia, se han dado unos pasos muy importantes. Para empezar porque se ha compartido información y se han brindado recursos que permiten la aceptación y respeto a la condición de elección sexual de cada persona. Y luego porque sentirse acompañado (este año más virtualmente que de otra manera) en todo este proceso de identificarse sexualmente, permite realizarse como persona.
En varios municipios de Menorca enarbolan estos días la bandera multicolor que es el símbolo del colectivo LGTB en todo el mundo.