Las fracturas de cadera representan una patología muy prevalente que afecta a un gran número de personas mayores de 75 años y se prevé que vayan en aumento debido al envejecimiento de la población. Solo en España se registran unos 45.000 casos cada año y, en general, se prevé que una de cada veinte personas sufrirá un ingreso por fractura de cadera a lo largo de su vida, por lo que se considerar como un problema sanitario muy extendido que implica a la atención hospitalaria, atención primaria, personas cuidadoras y servicios sociales.
Ante esta realidad, ahora hace medio año que el Servicio de Traumatología del Hospital Mateu Orfila y la Unidad de Atención a la Cronicidad iniciaron una colaboración para implementar un nuevo modelo de atención que se ofrece a
este tipo de pacientes, un proyecto que se aproxima a las unidades de ortogeriatría que se han desarrollado a lo largo de los últimos años en diferentes hospitales para hacer frente a este problema de salud que implica a todos los niveles asistenciales.
El proyecto consiste en abordar de manera integral a estos pacientes mayores que llegan a urgencias con una fractura de cadera haciendo un trabajo en equipo y multidisciplinar de los médicos especialistas y enfermería de Traumatología con la médica especialista en geriatría y las enfermeras gestoras de casos de la Unidad de Atención a la Cronicidad. En medio año de funcionamiento, se ha atendido a 72 pacientes, de los cuales 47 son mujeres y
25 hombres, con una edad media de 85 años. El 14 % de estos pacientes tenían 90 o más años. Un 20 % del total presentaban deterioro cognitivo previo que se agravó después de la fractura, y todos sufrieron desestabilización de su situación clínica previa en mayor o menor grado. Por otro lado, 4 pacientes murieron durante el ingreso.
En la mayoría de los casos, la fractura de cadera se considera un acontecimiento centinela de deterioro funcional y de dependencia. A menudo acelera el declive del estado de salud previo del paciente y necesita de un plan complejo de tratamiento que requiere una valoración integral (no solo clínica, sino también funcional, psíquica y social) y una actuación interdisciplinaria y dinámica con una continuidad especial en la atención y una homogeneización de procedimientos por parte de todos los implicados en las curas (traumatólogo, geriatra, rehabilitador, equipos de primaria, centros de día, etc.) para conseguir una mejora sustancial en los resultados de salud adecuados a cada caso en particular.
A pesar de que la reparación de la fractura es esencial, esto solo es una parte del proceso terapéutico. Al año de la fractura de cadera, la mortalidad es del 30%. Los que sobreviven y previamente eran independientes, requerirán apoyo familiar o social, y la mitad de estos, bastón o caminador. Sólo el 40% aproximadamente consigue llegar al nivel funcional previo, lo que supone un importante uso de recursos asistenciales.
Los profesionales implicados en esta iniciativa hacen una valoración muy positiva. Tanto el doctor Luis Prieto, jefe de Traumatología del Hospital Mateu Orfila, como la doctora Maria Dolores Jiménez, geriatra de la Unidad de
Cronicidad, destacan que se trata de un cambio de modelo en el abordaje de estos tipos de patología que tiene un claro beneficio para los pacientes y una repercusión social muy importante en el colectivo de personas mayores y sus familias.
«La experiencia en otros hospitales demuestra que contar con el apoyo de una unidad de cronicidad en una área de Traumatología ayuda muchísimo a todos los niveles: la atención y manejo del paciente, mejora de su recuperación y de su convalecencia. Y el proyecto nace de esta necesidad gracias a una iniciativa que ya tenía algunos antecedentes pero que ahora, con la nueva dirección y gerencia, ha arrancado de manera definitiva», explica el doctor Prieto. «Hemos conseguido reducir las complicaciones derivadas de la intervención quirúrgica pero también hemos mejorado toda la fase posterior de convalecencia del paciente. Uno de los grandes beneficios de esta atención integral es también la disminución del número de visitas a urgencias de estos pacientes por complicaciones después de recibir el alta hospitalaria gracias a un contacto estrecho y un seguimiento que se hace después del alta hospitalaria”, añade la doctora Jiménez.
En un principio, esta iniciativa va dirigida a pacientes que llegan a urgencias con una fractura de cadera pero la idea es poder ampliar el abanico de beneficiarios a medida que la Unidad de Cronicidad se vaya consolidando con más profesionales. «Lo ideal sería que pudiéramos tratar más tipos de patologías que afectan las personas mayores y, por eso, es importante reforzar equipos para poder garantizar la sostenibilidad y continuidad del proyecto. Y más teniendo en cuenta que la ortogeriatría irá a más por la propia dinámica social y el progresivo envejecimiento de la población», explican los dos facultativos.