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“El espíritu del Grinch”

Un artículo de José A. García Bustos

El Grinch.
El Grinch.

Que levante la mano quien anoche tuvo una cena como las de antes. Con los comensales de siempre y el calor familiar de siempre.

Pocos lo harán. Si no ha faltado un invitado por estar confinado, ha excusado la asistencia el cuñado porque asistía un no “vacunado “ a la cena y no se fiaba.

La Nochebuena en soledad fue ayer, por desgracia, más común de lo deseado.

Parece como si alguien quisiera cargarse el espíritu de la Navidad.

Nos dijeron que con una inoculación de la vacuna íbamos a evitar la enfermedad y olvidarnos de la mascarilla. Se lo oí decir, en su día a Bill Gates, a Biden y a Fauci, el triunvirato que hacía bandera de la verdad durante la pandemia. Llevamos tres pinchazos y, ni lo uno ni lo otro. No sé ustedes pero yo tengo la sensación de que nos engañaron.

Como también nos engañó Pedro Sánchez cuando vaticinó en mayo que estábamos a 100 días (se cumplieron en agosto) de la inmunidad del rebaño y, por ende, el fin de la pandemia. Llevamos tres pinchazos, más de 200 días y estamos igual.

Ahora sale la Ministra de Sanidad con otro quiebro a la verdad para justificar la obligatoriedad de llevar la mascarilla en la calle, lugar donde antes se conminaba a llevar a cabo cualquier actividad por su seguridad.

Refiere la ministra al estudio COSMO de la Universidad Carlos III como base para tomar esta decisión. Ese estudio, según desvela Vicente Vallés, Premio Ondas al mejor presentador de televisión, no es más que una encuesta a mil personas anónimas. No son científicos los que avalan la medida. Aunque si hubiera que hacerlo, se hace: eso de inventarse Comités de Expertos no es un problema para este gobierno.

Esta vez optan por una encuesta para dar soporte a una decisión que está colmando la paciencia de la población. Lo más curioso es que, entre las opciones que se plantean a los encuestados sobre las que debería tomar el Gobierno para atajar un rebrote en caso de producirse, no aparece la de imponer la obligatoriedad de la mascarilla en las calles. Y eso que es una pregunta de respuesta cerrada con 11 opciones. Pues bien, ninguna hace referencia a esta medida. Como si no fuera una solución preferente para el encuestador.

Porque ya vienen difíciles estas Navidades como para que nos den otra vuelta de tuerca imponiendo la mascarilla en la vía pública, basado en un simple sondeo, vestido de estudio científico.

Pareciera que el Grinch anda suelto y quiere robarnos o, cuando menos, amargarnos la Navidad. Lo que no sabe es que la capacidad de sumisión de una parte del ser humano no es infinita y sabe decir basta. Basta a las mentiras que tienen que ver con el virus.

¡Feliz Navidad … a pesar del Grinch!


Comment

  1. … los fanáticos religiosos andan un poco revolucionados de un tiempo a esta parte, buscando cabezas de turco a quien señalar con el dedo, porque sienten que el componente religioso de las fiestas de su natividad se están desmoronando año tras año… y ahora la pandemia, esa que les trajo su dios por acción u omisión -quieran o no deben reconocerlo, son sus propios dogmas-, será la que igual acabe de amargarles el 25 de diciembre… a mí me cae bien el Grinch, es precisamente la imagen de la libertad de elección y de pasar de las dichosas navidades…

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