Generalmente coincide con el tercer lunes del mes de enero y se le considera el día más triste del año. Desde que en 2005 se empezara a acuñar el término, el “lunes triste” o lunes azul es el día donde más razones para estar tristes tenemos.
Fue una empresa de viajes que utilizó el término en una campaña en la que intentaba explicar la caída en la intención de viajes que sus clientes. Para intentar explicar los motivos de que esto sucediera siempre en las mismas fechas, se estableció un estudio y un cálculo matemático que responde a una fórmula en la que se contemplan aspectos como el tiempo que destinamos a la realización de actividades culturales, de relajación, de descanso, de estrés, de preparación de un viaje, de los retrasos que se producen, del tiempo que destinamos a planificar… A esta fórmula se le añadieron otras variables como el tiempo meteorológico, la deuda económica, la percepción del sueldo mensual, el tiempo donde abandonamos los buenos propósitos que hicimos en Año nuevo, la motivación, etc.
Si las matemáticas no fallan, el calendario ha hecho coincidir en Menorca la fiesta de la isla con el día más triste del año. Cada cual tendrá que asumir qué lectura hacer de la jornada.
Los psicólogos y especialistas en empoderamiento aprovechan también estos días para desplegar sus consejos para afrontar con éxito el Blue Monday.
A veces bastan algunos buenos y nuevos hábitos para dejar atrás lo que nos lastra a la depresión.
El marco de la pandemia que se alarga no hace otra cosa que meter gasolina al fuego de los pesimistas. En frente, los terapeutas recomiendan cambios posturales, salir a caminar los días soleados, planificar los días posteriores con arreglo a cosas que podamos cumplir, buscar nuevas aficiones, apuntarnos a un curso, relativizar las malas noticias o rodearse de gente optimista (que eso también se contagia).
