Desde hace ya varias décadas, los enamorados de todo el mundo tienen un día específico dedicado única y exclusivamente a ellos mismos, el 14 de febrero. Por si acaso lo habíamos quizás olvidado, así nos lo recuerdan estos días diversos anuncios televisivos en horario de máxima audiencia.
Normalmente, la mayor parte de parejas suelen celebrar esa fecha tan especial con románticas cenas a la luz de unas velas, con románticos paseos a la luz de la luna o con románticos regalos que, en principio, no tienen porqué ser entregados también a la luz de unas velas o de la luna, en especial si se es accionista de Endesa o de Iberdrola, o si hay quizás luna nueva justo ese día.
La suerte de estar enamorados y de ser a la vez correspondidos es que cualquiera de las tres posibilidades románticas citadas pueden hacerse efectivas no sólo el Día de San Valentín, sino también cualquier otro día del año. Al fin y al cabo, cuando uno está enamorado suele estarlo, en principio, desde el 1 de enero hasta el 31 de diciembre, aunque de vez en cuando pueda haber algunos posibles o pequeños altibajos de carácter sentimental, seguramente casi del todo inevitables.
Si los enamorados, que ya de por sí son unas personas afortunadas, tienen su propio día específico, parece lógico pensar que los exenamorados deben de tener también el suyo propio. Y así es realmente, pues cada 14 de abril se celebra el Día de la Expareja. La verdad es que tiene mucho sentido celebrar un día así, pues la experiencia nos demuestra que el grupo de los exenamorados suele ser normalmente muy amplio, incluso tal vez más que el de los enamorados o el de los eurofans españoles decepcionados.
El grupo de los exenamorados suele ser, por otra parte, un grupo poco uniforme y homogéneo, pues en él podemos encontrar parejas que continúan juntas pero que ya no están enamoradas, relaciones que encajan en el muy conocido modelo de «ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio» o personas que quizás estuvieron enamoradas en solitario o en secreto de alguien durante años o incluso décadas, pero que al final se desenamoraron al no haber sido finalmente correspondidas.
En el siempre muy nutrido grupo de los desenamorados suele haber, igualmente, personas que tal vez por algunas malas experiencias previas dejaron de creer en el amor y que, desde entonces, no han encontrado a nadie que les haya podido hacer cambiar de opinión o de criterio. Incluso es posible que una misma persona haya pasado de manera sucesiva o simultánea por varios de esos cuatro estados o quizás por alguno más a lo largo de su propia vida.
Si por esas u otras razones algunos de ustedes no tienen previsto celebrar, en principio, el próximo Día de los Enamorados, no se sientan mal ni se depriman. Piensen que dentro de dos meses llegará su día, el Día de la Expareja. Esa fecha puede ser, además, una ocasión excelente para que se hagan un regalo a sí mismos o a sí mismas, ya que resulta coherente e incluso razonable pensar que nadie más decidirá hacerles un obsequio el próximo 14 de abril, salvo quizás alguna posible expareja detallista, generosa o comprensiva.
… recuerdo aquella vez que le llevé una rosa roja un día cualquiera, y la gente se extrañaba que no era ni aniversario, ni su cumple, ni san valentín de las narices… pues precisamente… no necesariamente tienes que ir siempre a rebufo de lo que te marcan los demás, y menos cuando se trata de aspectos sensibles de tu vida…