Es de cajón. La mascarilla filtra el aire. Deja fuera los virus y también los elementos que desencadenan los problemas en personas alérgicas. En la estación de la primavera, con gramíneas y otras especies flotando en el aire campestre, quizás mantener la mascarilla sea la mejor ayuda para los propensos a estornudar por alérgicos. Y además puede retrasar y minimizar los síntomas. Incluso a reducir ostensiblemente la ingesta a antihistamínicos.
Las recomendaciones que ofrecen los alergólogos son mantener las ventanas de casa cerradas en las horas centrales del día que es cuando se acumula la mayor concentración de polen. Si vamos en coche, cerrar las ventanillas. Revisar los filtros anti-polen en los aparatos de aire acondicionado (de casa y del coche) y renovarlos con frecuencia.
Al entrar en casa se recomienda ducharse para quitar posibles restos de polen, cambiarnos de ropa y no tenderla fuera para que se adhiera nuevo polen si no utilizar una secadora. Además de utilizar la mascarilla, es útil proteger la vista con gafas de sol. Por último, es mejor evitar las actividades que puedan remover partículas de polen.
Otra cosa es la alergia a las vacunas contra la COVID. Las reacciones adversas descritas con más frecuencia tras la administración de la vacuna frente al SARS-CoV-2 son leves (aproximadamente 1 de cada 10 personas que la reciben) e incluyen dolor en la zona de inyección (80%), cansancio (50%), dolor de cabeza (30%), enrojecimiento e hinchazón en el lugar de la inyección (20%) y dolor muscular y escalofríos (10%). Según nos desvelan los datos, las reacciones alérgicas son poco frecuentes. Para la vacuna Comirnaty (Pfizer/BioNTech) se han registrado solo 5 casos de reacciones anafilácticas por 1 millón de dosis administradas y no son casos que revistan gravedad.
Teniendo en cuenta la composición de las vacunas, los expertos concluyen que la de Pfizer no presenta más contraindicaciones en los niños alérgicos que en cualquier otro niño de la población general y como contraindicaciones figuran de forma absoluta solamente aquellos sujetos que han sufrido reacciones alérgicas previas a sus componentes o aquellos que hayan presentado una reacción grave con la primera dosis de vacuna frente al coronavirus.
En este sentido los alergólogos destacan que la alergia a estos excipientes es excepcional en la población infantil.