Balears es la única comunidad autónoma que no dispone de un servicio propio de alergología en la sanidad pública. Esta situación no tiene parangón en ningún otro territorio del país. A pesar de que, en 2018, el Servei de Salut incorporó a una especialista en alergología para que formara parte del cuadro médico y asistencial del Hospital Universitario Son Espases, la realidad es que la presencia de esta profesional no ha supuesto la creación de un servicio específico, sino que el desarrollo de su labor se está llevando a cabo en otro departamento del centro hospitalario de referencia.
Desde la Sociedad Balear de Alergología, su presidente, el doctor Alberto Oehling, lleva mucho tiempo advirtiendo a la Administración autonómica en relación al déficit de personal que arrastra esta especialidad en las islas.
De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) fija en dos alergólogos por cada 100.000 habitantes la proporción mínima recomendable para considerar suficientemente cubierto este servicio. Este cálculo implica que en la sanidad pública balear, teniendo en cuenta el contingente demográfico del archipiélago, deberían estar trabajando seis alergólogos, y no tan solo uno, como ocurre actualmente. Diferente es la situación en la sanidad privada de la comunidad, donde en estos momentos prestan este servicio un total de doce profesionales, todos ellos expertos y titulados en esta especialidad.
Según el doctor Oehling, en declaraciones a mallorcadiario.com, el problema “no es solo que haya una única alergóloga para el conjunto de la red asistencial pública de Baleares, sino que, además, esta profesional no dirige un servicio propio, sino que pertenece al equipo de Otorrinolaringología de Son Espases. Los datos de que disponemos en la Sociedad Balear de Alergología apuntan a que las islas son el único territorio sin servicio de alergología, al margen de que el número de especialistas resulta ínfimo y muy alejado de las necesidades de la población: una alergóloga, cuando deberían ser seis, tomando como referencia las estimaciones de la OMS”.
UNA ANTIGUA REIVINDICACIÓN
Esta reivindicación por parte de los alergólogos de Baleares no constituye, ni mucho menos, una novedad. Como señala el doctor Oehling, “resulta difícil de entender por qué ninguna Administración ha sido capaz de encontrar una solución a esta insuficiencia de especialistas en alergología. Personalmente, hace 25 años que trabajo como médico en Baleares, y la petición de crear un servicio específico jamás ha sido atendida ni concretada. Cuando hablamos con los responsables políticos, nos aseguran que pronto se encontrará una solución, pero luego no es así, y la falta de alergólogos se prolonga indefinidamente”.
De hecho, el Parlament balear llegó a aprobar, en 2018, la creación de un Servicio de Alergología en el sistema sanitario público, e incluso asignó una dotación económica, por parte de la Cámara autonómica, de 620.000 euros anuales. Sin embargo, este mandato parlamentario no ha sido atendido por la Conselleria de Salut i Consum, de tal manera que los pacientes de las islas que se ven afectados por enfermedades alérgicas graves deben ser derivados a servicios de otras comunidades autónomas, o bien han de ponerse en manos de otros especialistas, salvo que dispongan de recursos suficientes para acudir a la medicina privada.
ATENDIDOS POR OTROS ESPECIALISTAS
¿Soluciona hasta cierto punto la papeleta el hecho de que el usuario acuda a la consulta de un especialista que no es alergólogo? El presidente de la Sociedad Balear de Alergología alerta de que este no es, ni mucho menos, el escenario ideal, dado que, según subraya, “hay patologías alérgicas que, debido a su complejidad e importancia, requieren la intervención de un experto en este campo concreto. No hacerlo así redunda en una merma evidente de la calidad asistencial que se proporciona al paciente, además de introducir una coyuntura de inequidad entre las diversas autonomías, dado que el enfermo recibirá atención especializada o no en función del territorio donde reside. Por supuesto, si ese punto geográfico es Baleares, está claro que no contará con un servicio específico que se ocupe de su dolencia. También en otras comunidades existe una cierta insuficiencia de alergólogos, pero no hasta este extremo“.
El principal inconveniente de esta situación, por tanto, es la reducción de la calidad asistencial. Pero no es el único efecto negativo. Como explica el doctor Oehling a este periódico digital, “si nos ponemos en la piel del usuario de la sanidad pública que precisa de la intervención de un especialista en alergología, es fácil comprender su desesperación. Dado que no existe un servicio de Alergología, ese paciente debe visitar no a uno, sino a varios médicos, para que cada uno aborde el diagnóstico y el tratamiento de su problema de salud, desde la perspectiva de su especialidad”.
NUMEROSAS CITAS MÉDICAS Y MÁS GASTO SANITARIO
Esto significa, siguiendo la explicación del doctor Oehling, “tener que afrontar muchas citas con los facultativos, y exige que la coordinación entre estos profesionales sea la óptima, porque, de no ser así, la calidad de la asistencia se verá todavía más perjudicada. Por último, hay que tener en cuenta los cuantiosos gastos sanitarios y de recursos que implica este sistema basado en la intervención de varios especialistas. Todo esto se resolvería con la creación de un servicio de alergología, dotado con los medios, humanos y técnicos, que se necesitasen”.
Tanto la incidencia como la tipología de las alergias dependen en gran medida de la época del año, ya que una parte considerable de estos procesos se hallan directamente vinculados al fenómeno de la polinización. En Baleares, entre enero y febrero predomina el polen del ciprés, mientras que, más adelante, desde marzo hasta mayo, hay que permanecer atentos a la parietaria conocida como ‘Morella roquera’ y al polén del olivo.
RINITIS ALÉRGICA: 25 POR CIENTO DE LA POBLACIÓN
Por otra parte, la estimación actual es que el 25 por ciento de la población balear está afectada por la rinitis alérgica. Este nivel de afectación es superior a la media nacional. En estos casos, la estrategia preventiva más efectiva pasa por ser conscientes de los pólenes que cuentan con una mayor incidencia según el mes en el que nos encontremos, y, en el supuesto de que exista un diagnóstico efectivo y concluyente de alergia, es fundamental que el especialista determine con exactitud cuál es el agente polinizador que causa la patología.
Según el presidente de la Sociedad Balear de Alergología, un proceso de esta índole “afecta seriamente la calidad de vida del paciente, de ahí la importancia de contar con un servicio específico para atender a estos usuarios”.
SÍNTOMAS DE LA ALERGIA
Entre los síntomas predominantes de la alergia, cabe destacar las alteraciones del sueño nocturno, la profusión de estornudos, la congestión nasal, la dermatitis en la piel y, por supuesto, las alergias alimentarias.
A este respecto, el doctor Oehling comenta que para estas personas “es un problema comer en un restaurante. Aunque tengan cuidado en elegir de la carta los platos que no contienen elementos contraproducentes para su alergia, nunca pueden estar absolutamente seguros de que en la preparación de la comida no se hayan incluído productos que puedan desencadenar una crisis”.
Al mismo tiempo, según recomienda este especialista, los pacientes con alergias alimentarias “han de escoger con mucho esmero los artículos que adquieren en las tiendas o los supermercados, leyendo con atención las etiquetas para conocer a ciencia cierta la composición”.
Felicidades consellera de santidad, su gestión a cargo del departamento es genial. Dimita ya.