Desde que se inició el proceso de vacunación contra la Covid, el 27 de diciembre de 2020, Baleares ha recibido algo más de 2,3 millones de dosis (exactamente, 2.324.820), según los datos facilitados a mallorcadiario.com por parte de la Conselleria de Salut i Consum y que recoge Menorcaaldia.com actualizados esta misma semana. De todo este contingente, un total de 142.500 vacunas han sido devueltas a la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS). Esto supone que el porcentaje de vacunas desechadas en las islas supera por poco el seis por ciento del total del contingente.
Con fecha del pasado 20 de abril, el stock de dosis de la vacuna Covid en las islas se acercaba a las 155.000 unidades (concretamente, 154.757). Ahora bien, al igual que ocurre en el resto de territorios, no todas las vacunas que son suministradas a la Administración autonómica en Baleares pueden ser aprovechadas. He ahí donde cobra vital importancia la cuestión de la caducidad, si bien esta no es la única causa por la que un vial debe ser desechado. Existen muchas otras razones.
Además, la caducidad no constituye tampoco un plazo cerrado e inquebrantable. Siguiendo con las explicaciones facilitadas por la Conselleria de Salut a este periódico digital, una vez que los responsables de la vacunación abren un vial, cambia su caducidad y esta se reduce a apenas unas horas (el tiempo exacto depende de la vacuna de que se trate). Este proceso implica que el profesional sanitario ha de anotar el día y la hora de la primera punción para saber fehacientemente a partir de qué momento ya no puede administrarse ninguna dosis procedente de este vial en concreto.
Dado que no siempre se puede cuadrar la cifra de pacientes con el número de dosis que contiene el vial, y, por otra parte, no siempre los usuarios acuden a las citas que han sido concertadas, Salut reconoce que es habitual que se tengan que desechar dosis procedentes de viales abiertos.
PROTOCOLO DE LAS DOSIS SOBRANTES
Por supuesto, los profesionales disponen de un protocolo específico en torno a estas dosis sobrantes para minimizar las pérdidas. Vayamos con las principales características de estas directrices. Cuando se certifica, de manera procedente, que una determinada cantidad de vacuna Covid no podrá ser inyectada y que, en consecuencia, deberá ser destruida, el primer paso consiste en que los puntos de vacunación o de almacenamiento notifiquen esta incidencia.
Ahora bien, para que se ordene la eliminación de una dosis de la vacuna es necesario que coincidan determinadas circunstancias, como que se haya detectado un proceso erróneo en la dilución, que el vial se haya fracturado accidentalmente o bien contenga cuerpos extraños, que la solución presente un mal aspecto, que se rompa la cadena del frío o, por supuesto, que haya expirado el plazo de caducidad del producto.
Por otra parte, una vez confirmada la incidencia, su notificación ha de tramitarse a dos niveles: el registro interno, que se puso en funcionamiento desde el inicio de la vacunación para garantizar el control de las dosis suprimidas y, por tanto, no administradas, y donde se debe consignar, además del motivo que justifica desechar un determinado número de dosis, otros datos igualmente relevantes, como el punto de vacunación, el tipo de producto y la cantidad de unidades y lotes afectados.
SISTEMA DE REGISTRO ÚNICO
La segunda instancia en la que es obligatorio dar cuenta de la existencia de vacunas excedentes es el nuevo Site (SharePoint de stock y caducidades), un sistema de registro único que se inició en septiembre de 2021, siguiendo las directrices del Ministerio de Sanidad, y que ha permitido un control más riguroso y preciso sobre el stock y las caducidades y otras incidencias.
Este último instrumento resultó de gran efectividad en un nuevo contexto caracterizado por una capacidad de suministro de dosis de vacunas que cada vez era mayor y una cobertura vacunal que ya estaba alcanzando, en ese momento, cifras estimables. Además, se estaba a la espera de que se definiera si habría dosis de recuerdo y a qué grupos de población iría destinada.
Esta nueva situación propiciaba que, en determinados casos, existiera un mayor riesgo de acumulación de algunas vacunas si se producían cambios repentinos en la estrategia de protección frente a la Covid: en la población diana o en las actualizaciones de los datos de seguridad y eficacia de cada vacuna.
NOTIFICACIÓN A LA AGENCIA ESPAÑOLA DEL MEDICAMENTO
Sea como sea, toda esta información es notificada semanalmente por cada punto de vacunación o almacenamiento para obtener una fotografía de la situación puntual en Baleares. A partir de aquí, con los datos generados por SharePoint, se elaboran dos informes que se remiten semanalmente a la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS).
El primer documento consiste en un stock semanal que abarca todo el territorio autonómico, desglosado por islas, y también por puntos de vacunación y almacenamiento. En el segundo, se facilita la relación de las caducidades para cada vacuna y el número de lote en función del estado de conservación de cada una, ya sea refrigerado (entre dos y ocho grados), congelado (entre -25 y -15) o ultracongelado (entre -90 y -60).
Semanalmente, y tomando como punto de partida estos dos informes, el Grupo de Trabajo de Stock y Caducidades de las vacunas Covid se reúne para analizar la situación de consumo, caducidades y necesidades de vacunas. Y es en función de los datos de cada semana que se toman las decisiones más adecuadas, atendiendo a la situación de cada momento, ya sea para realizar nuevos pedidos de vacunas a la AEMPS o bien para poner solución a excedentes que se prevé que no se podrán consumir antes de llegar a superar su periodo de vigencia.
MÁRGENES DE CADUCIDAD
En cualquier caso, para que se autorice una devolución de la vacuna Covid, el protocolo exige que todavía falten más de ocho semanas antes de que expire su fecha de caducidad. Con este margen de tiempo, la AEMPS tiene la posibilidad de derivar estas dosis a otras comunidades autónomas o terceros países, evitando así una destrucción innecesaria de estos recursos.
Ahora bien, ¿existe una fecha de caducidad específica con respecto a los excedentes de vacunas? La realidad es que cada vacuna tiene una fecha límite de uso en función de su número de lote (fecha de fabricación) y de su estado de conservación (vial abierto, refrigerado, congelado o ultracongelado).
A este respecto, la casuística es muy diversa: algunas marcas pueden almacenarse refrigeradas entre dos y ocho grados (Pfizer, Moderna, Astrazeneca, Janssen, Nuvaxovid): otras, congeladas entre -25 y -15 (Moderna y Janssen), y una tercera partida, ultracongeladas entre -90 y -60 (las tres presentaciones de Pfizer: concentrada, diluida y pediátrica).
Las vacunas que tienen la posibilidad de almacenarse congeladas o ultracongeladas antes de ser refrigeradas para su administración presentan una mayor estabilidad y, por tanto, caducidades más largas.
De esta manera, siempre que durante el transporte de las vacunas a Baleares se haya mantenido el estado de congelación o ultracongelación (según sea el caso), se pueden seguir almacenando de idéntica forma. y esto permite mantener la fecha de caducidad máxima posible para esa marca y ese lote concretos.
PROVISIÓN DE DOSIS
Por otra parte, con el fin de mantener la máxima fecha de caducidad posible de las vacunas recibidas en Baleares, la Conselleria de Salut suministra a cada punto de vacunación las dosis que se prevé que van a necesitar durante la semana vacunal en curso. Esto es así porque no resulta viable que todos los puntos de vacunación dispongan de congeladores o ultracongeladores y, por tanto, las vacunas sólo pueden ser conservadas en refrigeración; y este sistema, en el caso de determinadas vacunas, reduce considerablemente el margen de caducidad.
Por este motivo, la Administración autonómica ha habilitado en cada isla un punto de almacenamiento principal donde se conservan la mayor parte de las dosis a la temperatura más adecuada para que la caducidad sea la máxima posible.
En Baleares, existen, concretamente, tres puntos de almacenamiento, todos ellos dotados de una cantidad suficiente de neveras, congeladores y ultracongeladores para una eficiente custodia en condiciones óptimas de las dosis suficientes para cubrir las necesidades de cada isla durante un período de tiempo determinado. Estos puntos se hallan ubicados en el centro de salud Son Pisà (Palma); el Hospital Mateu Orfila (para la cobertura de Menorca); y el Hospital Can Misses (área de salud de Ibiza y Formentera).
*Un artículo de Joan F. Sastre.