Hace unos días se hizo un descubrimiento destacado en Egipto. A unos 15 kilómetros de distancia de las famosas pirámides de Guiza. El hallazgo saca a la luz 250 sarcófagos y 150 esculturas en bronce en la zona de Saqqara. Entre los nombres que se reconocen en los jeroglíficos está el de Imhotep. Si hoy viviera entre nosotros sería el que sumara más seguidores en su red social. Algunos le atribuyen el honor de haber inventado la arquitectura en piedra tallada. Diseñó la primera pirámide (escalonada de Zoser) y como arquitecto podría haber sido algo más que el precursor de la manera de construir y de rendir homenaje a los muertos en Egipto.
El descubrimiento en Torralba d’en Salord (en 1974) de una estatuilla de Imhotep junto a lo que podría ser material quirúrgico primitivo explica sin duda que dos mil años antes de Cristo “el que viene en paz“, significado de Imhotep, habría llegado hasta las costas menorquinas. Él o simplemente su influencia. El comercio a través del mar era frecuente y explicaría los motivos por los que una representación suya apareciera en las excavaciones que hiciera Guillermo Rosselló Bordoy hace 50 años. El caso es que cuanto más se excava en Egipto y más se conoce la fuerte influencia de Imhotep, más nos acercamos a nuevas ideas que, aunque solo son especulaciones, podrían tener sentido.
Como por ejemplo que la cultura talayótica se asentara en la influencia de construir en piedra tallada (como inició Imhotep en Egipto) con fines de culto a los muertos. Sin la monumentalidad que tienen las pirámides egipcias, los talaiots de Menorca son réplicas de un mismo culto, o al menos bastante parecidas. Además, tal y como vemos en las primeras versiones de las pirámides egipcias (como en el caso de la de Zoser alrededor de la que estos días se ha encontrado este nuevo tesoro arqueológico) son construcciones de piedra más toscas que las posteriores de Guiza.
