Reunión a manteles a la francesa en Binibeca

Medio centenar de franceses, francófonos y amigos se dan cita este sábado en la playa de Binibeca para hacer un picnic de postín. En origen se pretendía participar de un evento más reglado donde cada cual podría traer la mejor especialidad que supiera cocinar de su correspondiente región francesa. Es bien sabido que Francia puede presumir de buena cocina, aunque no siempre se conocen los matices que hay a lo largo de su extensión geográfica.

Tradicionalmente, cada región posee su propia cocina. Por ejemplo, la cocina del noroeste utiliza la mantequilla, la crème fraîche y la manzana; la cocina del suroeste utiliza el aceite, la grasa de pato, el foie gras, las setas y el vino; la cocina del sureste se sirve de la aceituna, las finas hierbas y el tomate; la cocina del norte se sirve de la patata, de la carne de cerdo, de judías y de la cerveza; la cocina del este se sirve del tocino, las salchichas, la cerveza y la choucroute.

Además de estas cinco grandes zonas regionales, existen también otras cocinas locales como la cocina del valle de Loira (famosa por sus pescados al vino blanco), la cocina vasca (caracterizada por el abundante uso del tomate y el pimiento de Espelette), la cocina de Rosellón (muy cercana de la cocina catalana) o la cocina del centro con su caza, sus patés, sus platos de patatas y sus pescados de agua dulce. Cada gastronomía regional cuenta además con sus propios viñedos y elabora vinos con características diferenciadoras. En Menorca residen muchos franceses originarios de distintas partes del país y, por tanto, tiene su gracia que cada cual defienda su forma de cocinar. En este evento, sin tener el yugo de la formalidad que tenía inicialmente prevista, se le ha dado un giro interesante; convertirlo en un picnic playero.

Binibeca ha sido el lugar escogido y cada cual, no solo trae su especialidad gastronómica, sino que trae su mobiliario de picnic por si no fueran suficiente las mesas del merendero. La meteorología se ha suavizado un poco y parece que anima a disfrutar del paisaje de la isla, que tanto agrada a quienes un día decidieron quedar aquí a vivir. La actividad de la asociación continúa entre lo cultural y lo gastronómico y, como parece, va agrupando cada vez a más adeptos.

A lo largo del año, se van sucediendo encuentros donde se fomenta el intercambio cultural entre Francia y Menorca. También participan un buen número de menorquines de nacimiento que quieren aprender el idioma o ampliar su círculo de amigos. Por su parte, las excursiones que realizan ayudan a descubrir nuevos rincones de singular belleza de la isla a aquellos nuevos residentes que hace poco que fijaron su nueva residencia en Menorca.