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Lluïsa Cunillé gana su tercer Premi Born

Lluïsa Cunillé.
Lluïsa Cunillé.
La dramaturga catalana ya dispone de tres Premis Born, toda una proeza.

La dramaturga Lluïsa Cunillé recibió esta noche el Premi Born de teatro  como ganadora de la edición de este año por su obra ‘El gos’. La ganadora se lleva 14.000 euros y la edición de su texto original en las cuatro lenguas oficiales del Estado. Se trata de la tercera ocasión en la que Cunillé se alza con uno de los galardones más prestigiosos de la escena española ya que anteriormente ganó las ediciones de 1999 y 2021. Es la segunda persona que consigue esta marca en toda la historia de los premios.

El galardón se le entregó al finalizar la representación de la obra “El desmoronamiento de la ternura” de Luisma Soriano que se representó en el Teatre des Born en Ciutadella.

Cunillé fundó en 1995, con Paco Zarzoso y Lola López, la Companyia Hongaresa de Teatre, y en 2008, con Xavier Albertí y Lola Davó, la compañía La Reina de la Nit. Ha estrenado más de 40 obras y ha recibido multitud de premios, entre los que destacan el Calderón de la Barca (1991) porRodeo, o el de la Institución de las Letras Catalanas (1996) por ‘Accident’. También ha sido galardonada con el Premi Ciutat de Barcelona de les Arts Escèniques (2004) por ‘Barcelona, ​​mapa d’ombres’, que también logró el Premio Butaca y el Premio Max. Ha sido Premi Nacional de Teatre de la Generalitat en 2007. Y la primera mujer en recibir el reconocimiento del Ministerio de Cultura con el Premio Nacional de Literatura, en 2010.

En 1999 recogió la primera Musa del Premio Born por la obra ‘L’aniversari’. Volvió a subir al escenario del Teatre des Born en el año 2010, gracias a la obra ‘El temps’.

En esta ocasión, la obra galardonada es ‘El gos’. Se trata de un texto  que habla del fracaso de la educación y de la cultura, y de la pérdida de ilusiones de los jóvenes ante un mundo que está totalmente dominado por el poder y por los abusos de poder. También  expone cómo nos relacionamos en este mundo, con un gran desfase entre los valores teóricos y la realidad que vivimos.

A juicio del jurado, se considera que es un texto que no habla de la verdad, sino que hace dudar de ésta, con un trasfondo en el que se habla de la relación entre la masculinidad y el poder. Por lo que se refiere a la forma, destacan la riqueza del lenguaje, el conocimiento y alto nivel técnico de los aspectos de la arquitectura teatral, así como de mecanismos estructurales como la dosificación, la sustracción informativa o la tensión entre los personajes. Es una obra que crea una tentativa de relato aristotélico, pero que juega con esa expectativa, dando al público un papel activo y crítico.

La esencia teatral de la obra radica en un sutil juego de variaciones entre humanidad y animalidad, que invita a mirarnos desde la distancia y reflexionar sobre los valores que nos definen como sociedad. El jurado ha valorado el uso de una teatralidad abierta, sensible a la mutabilidad de los signos, que lleva a cuestionar las verdades establecidas y repensar nuestra necesidad de interpretar el mundo.


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