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La nacra menorquina de la esperanza

La reciente aparición de un ejemplar de este bivalvo en aguas de Sant Lluís abre el debate a qué figura de protección debe tener la costa menorquina

Buceador con una nacra
Buceador con una nacra
Foto: Menorcaaldia.com

En 2016 saltó la alarma. Todos los datos confirmaban que uno de los mayores bivalvos que existen, la nacra (Pinna nobilis) estaba muriendo de manera misteriosa en todo el Mediterráneo. El veto a su extracción o pesca se tornó insuficiente. Hubo que esperar a que un año después, un equipo de investigadores españoles identificaran el parásito Haplosporidium pinnae como el causante de la mortalidad del molusco. Se catalogó en peligro crítico de extinción.

Es una especie endémica del Mar Mediterráneo que puede alcanzar los 120 cm de longitud y vivir más de 20 años insertándose verticalmente en el fondo del mar, generalmente en las praderas de Posidonia oceánica. Hasta hace poco estaba considerada una especie vulnerable debido a las amenazas de la pesca en sus diferentes modalidades, la contaminación y la reducción de las praderas de posidonia.

El episodio de mortalidad de individuos estuvo a punto de provocar su casi total desaparición de nuestras costas. A finales del verano del 2016 se registraron las primeras señales de alarma: la nacra, el segundo molusco más grande del mundo, se estaba muriendo en masa en Andalucía, Murcia y Valencia. En octubre del mismo año, la mortalidad llegó a las Islas Baleares (Menorca incluida) y posteriormente a Córcega y Cerdeña.

Los datos revelaban que la afectación mortal continúa en progresión, extendiéndose a las costas de otros países como Francia, Italia, Túnez y posiblemente Turquía, convirtiéndose en una panzootia hasta el momento sin control y de dimensiones todavía por determinar.

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) alertó a los países de la cuenca Mediterránea de la “situación de emergencia” de la nacra debida a la mortalidad causada por un parásito e implementó diferentes acciones para la conservación de esta especie en riesgo de extinción.

Pero fue en estos días en los que un buceador aficionado detectó y fotografió un ejemplar vivo en la costa de Sant Lluís. Este hilo de esperanza refuerza el argumento de fortalecer las figuras de protección natural de este entorno costero. La pesca tiene un margen de maniobra en la zona a excepción del que está integrado en los límites de la Isla del Aire, frente a Punta Prima. Si el parásito que acabó casi del todo con la especie en el litoral balear ha encontrado algún especímen que se resiste a morir en esta zona de Menorca, ¿hay que revisar cómo proteger este entorno?


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