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Benito Mercadal Pons, el amante de las piedras de Menorca

Trabajó de manera vocacional en los campos de la geología y paleontología en la isla y su legado hoy está en el Museo de Menorca

Benito Mercadal
Benito Mercadal
Foto: SHAMB

No es un nombre muy conocido pero, este santlluïser nacido en 1925 y fallecido en 1999, dejó un legado científico de gran importancia para la isla que tanto quería. A lo largo de su vida trabajó como banquero y se aficionó por la geología y la paleontología de la mano de otros científicos vocacionales como él. A partir de los años 50 comenzó a publicar artículos que recogían sus observaciones y estudios. Hoy se le reconoce el mérito de ser el pionero en el estudio del Plioceno, del Cuaternario, de los cetáceos y peces del Mioceno superior en Menorca.

Su legado está formado por la colección geológica y paleontológica del investigador, junto a un extenso fondo documental, constituido por su biblioteca personal y abundante documentación inédita. Entre las muestras paleontológicas destacan los dientes de pescado y los moluscos continentales. Cabe destacar la identificación de algunos taxones que han resultado ser citaciones nuevas en el registro paleontológico de Menorca. El fondo documental está formado por más de mil publicaciones y documentos, con una excepcional biblioteca sobre la geología de Menorca y numerosa documentación inédita, que es un reflejo de la intensa actividad investigadora de Benito Mercadal. La mayor parte del fondo está constituido por una extensa colección de revistas científicas, como también por una importante colección de libros. Entre las publicaciones más relevantes que forman esta parte del fondo cabe destacar el libro Fossilien der spanischen Trias (M. Schmidt, 1935), una obra muy exclusiva, que incluye láminas con fósiles del Muschelkalk de Menorca. También es destacable la Historia del conocimiento geológico de la isla de Mallorca (B. Darder, 1946), donde se analizan los trabajos de estudio geológico de Mallorca a partir de sus primeros investigadores. Cabe destacar las tesis doctorales sobre Menorca que incluye el fondo, algunas de ellas de gran relevancia.

En un artículo del geólogo Agustí Rodríguez, se habla de dedicación de Mercadal: queda patente en los trabajos que, por no poder obtener una copia, se encargaba de copiar a mano (junto con las figuras) y posteriormente mecanografiaba. Algunas de estas copias también incluyen su traducción inédita del inglés al castellano, realizada por él mismo, como en el caso de los manuscritos de D. Bate referentes al Myotragus balearicus, entre otros.

También es destacable el gran número de trabajos que le eran dedicados, lo que denota el agradecimiento y la admiración que inspiraba entre numerosos investigadores. En dos casos, este agradecimiento se tradujo en la dedicación de nuevas especies: L. Gasull le dedicó la especie de gasterópodo terrestre Oxychilus (Ortizius) mercadali Gasull, 1968, y J. L. Petrus hizo lo mismo con el crustáceo Amphipoda Pseudoniphargus. El fondo conserva buena parte de la correspondencia que Mercadal mantenía con numerosos científicos. Su análisis permite diferenciar dos períodos en su labor investigadora. La primera se inicia con la solicitud de entrada en la Sociedad de Historia Natural de las Islas Baleares en 1957 y se centra especialmente en numerosas consultas de clasificación de fósiles del Cuaternario a J. Cuerda. Su primer envío al investigador corresponde por error a muestras del Mioceno (lo que, de hecho, significaría la primera referencia al hallazgo de dientes del Mioceno en Menorca), pero esta circunstancia no desanimó Mercadal y continuó la búsqueda de yacimientos cuaternarios.

La lectura de la correspondencia de este primer período muestra el proceso de aprendizaje que sigue gracias, especialmente, a las indicaciones de J. Cuerda, y al mismo tiempo refleja la estrecha relación de colaboración que mantienen. Ante la falta de información relativa a los yacimientos cuaternarios de Menorca, J. Cuerda incentiva a B. Mercadal a obtener nuevas muestras, proponiendo lugares concretos que permitan llenar este vacío de información.

Del 1967 en adelante se incrementa la relación con otros científicos. De esta etapa es el análisis del hallazgo que hace el menorquín de un diente de Scaldictus grandis (un cetáceo ya extinto), de una tortuga gigante en Binibeca y diferente correspondencia sobre el estudio del Myotragus.
Además, Benito Mercadal realizó un extenso mapa geográfico de la zona de Addaia, entre otros trabajos.


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