El Parlament se prepara para celebrar del martes al jueves de la próxima semana un pleno de presupuestos al que el proyecto del Govern llega con la incertidumbre absoluta sobre su aprobación dada la falta de apoyo de Vox a las cuentas planteadas por el PP para 2024.
El PP, con 25 diputados y sin garantías del respaldo del diputado de Formentera por la crisis de su coalición, necesita los votos de su socio de investidura, que le exige que acepte enmiendas como la de dotar con 20 millones de euros el plan de libre elección de lengua educativa y la que plantea suprimir las subvenciones a patronales y sindicatos, entre otras.
Desde el viernes, el partido del Govern y el de extrema derecha negocian para alcanzar un pacto que salve unas cuentas que llegan al pleno desmembradas tras una tramitación en comisión donde han caído diversas secciones por la abstención de Vox en respuesta a la falta de aceptación de sus iniciativas por parte del PP.
En este contexto inédito ha producido otro hecho insólito: todos los partidos de la izquierda se ofrecieron a negociar con el PP para que no tenga que ceder a las presiones de Vox, que consideran un “chantaje”.
Pero el portavoz del Govern y conseller de Hacienda, Toni Costa, fue tajante en su rechazo de esa oferta, a su juicio oportunista, y zanjó la vía del acuerdo con la oposición: “Nuestro socio es Vox”.
Así las cosas, este fin de semana y posiblemente hasta poco antes del inicio el martes del último pleno parlamentario del año, el Govern y Vox negocian qué propuestas de la extrema derecha se introducen en la ley de presupuestos que marcará la acción del ejecutivo el año próximo y con qué formulación se plantean.
En caso de que no alcancen un acuerdo se prorrogarían los presupuestos del anterior Govern, una posibilidad que el actual gabinete no contempla, convencido de que superará las diferencias con Vox.