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¿Por qué es tan importante reciclar en una isla como Menorca?

Repasamos lo que aguantaría cada fracción de la bolsa de basura si se enterrara en lugar de reciclarse

La basura no separada es un problema
La basura no separada es un problema
Foto: Pixabay

El nuevo sistema de recogida puerta a puerta que se ha implantado en Es Castell y que se está implantando en Maó supone forzar a un nuevo hábito de recogida que tiene por finalidad mejorar los ratios de separación en la recogida de basura. De momento se está consiguiendo y esto permite que la basura que llega a Milà pueda tratarse de una manera más ágil, fácil y económica para el siguiente paso: reciclarla.

Hay varias fracciones que llevan la delantera en cuanto a cerrar el círculo de su vida útil. En primera posición está el cristal. Es el que más se recicla y que tiene mayor porcentaje de recuperación. Le siguen el papel/cartón y también ahora los desperdicios orgánicos. Antes de la recogida puerta a puerta, los desperdicios orgánicos se mezclaban con el resto de residuos haciendo muy difícil el aprovechamiento de cualquier otra fracción. Ahora es muy distinto.

Pero cuando llegaban tan mezclado en la misma bolsa, la parte que iba al vertedero para ser enterrado era mucho mayor. ¿Cuánto tiempo ha de pasar para que los distintos materiales se pudran o desintegren?

Existen estudios y estimaciones sobre el tiempo que tardan en degradarse diferentes tipos de residuos sólidos urbanos. Por poner unos ejemplos, una cáscara de naranja puede tardar de 6 meses a 2 años. La cáscara de naranja es biodegradable, pero puede tardar más en descomponerse si las condiciones no son óptimas.

Papel: De 2 a 6 semanas. El papel se descompone relativamente rápido, especialmente si está expuesto a la humedad y a microorganismos.

Caja de cartón: Aproximadamente 2 meses. Similar al papel, el cartón se descompone más rápido en condiciones húmedas y con acceso a microorganismos.

Cáscara de plátano: Alrededor de 2 a 10 días. Las cáscaras de plátano son bastante biodegradables y se descomponen rápidamente en condiciones óptimas.

Bolsa de papel: De 1 a 4 semanas. Las bolsas de papel, dependiendo de su grosor y composición, se descomponen rápidamente.

Ropa de algodón: De 1 a 5 meses. La ropa hecha de materiales naturales como el algodón se descompone más rápido que los sintéticos.

Filtros de cigarrillos: Hasta 10 años. Los filtros contienen acetato de celulosa, que tarda mucho en descomponerse. Hubo un tiempo en que cuando la gente fumaba más, los servicios de limpieza de las playas de Menorca recogían cubos enteros. Afortunadamente ese es otro mal hábito que ya casi hemos eliminado.

Latas de aluminio: De 80 a 200 años. Aunque el aluminio puede reciclarse indefinidamente, cuando se desecha, tarda mucho en descomponerse. De aquí que incidir en el reciclaje de materiales como éste resulte tan importante. ¿Cuántas latas debe haber quedado enterradas por ir mezcladas con la basura en Milà, sobre todo al inicio de la existencia del vertedero?

Botellas de plástico: De 450 a 1000 años. El plástico es uno de los materiales más duraderos y problemáticos en términos de descomposición. Aquí podríamos abrir un capítulo entero puesto que existen varias tipologías de plástico y las hay mas “reciclables” que otras. Cuando llegan los envases a Milà se hace una clasificación de los diferentes tipos de plástico.

Bolsas de plástico: De 10 a 1000 años. Las bolsas de plástico pueden tardar varios siglos en descomponerse, dependiendo de su composición y las condiciones ambientales. ¿Aún te extraña que tengas que pagar por ellas en el supermercado? Utilizar la cesta, reutilizar las bolsas para la compra o conseguir unas cajas de cartón es mucho más sensato.

Botellas de vidrio: Indefinidamente. El vidrio no se descompone fácilmente, aunque se puede reciclar casi infinitamente.

Latas de acero: De 50 a 100 años. Las latas de acero se descomponen más rápido que el aluminio, pero aún así tardan bastante tiempo.

Estos tiempos pueden variar según las condiciones ambientales, como la temperatura, la humedad y la presencia de microorganismos. Además, los materiales que no se descomponen rápidamente pueden tener un impacto significativo en el medio ambiente, lo que subraya la importancia del reciclaje y la gestión adecuada de los residuos.

En cuanto a estudios sobre este tema, hay muchas investigaciones realizadas por organizaciones medioambientales y académicas que examinan la descomposición de diferentes materiales. Algunos ejemplos incluyen estudios de impacto ambiental y análisis de residuos sólidos urbanos realizados por universidades y organizaciones como la Agencia de Protección Ambiental (EPA) en Estados Unidos.

Las altas temperaturas influyen en que se produzcan aceleradas reacciones químicas y la actividad microbiana, favoreciendo una descomposición más rápida. Sin embargo, las bajas temperaturas ralentizan estos procesos, prolongando el tiempo de descomposición.

En Menorca tenemos bastante humedad. Altos grados de humedad proporciona un entorno favorable para los microorganismos, acelerando la degradación.

En condiciones aeróbicas (presencia de oxígeno), los microorganismos descomponen la materia orgánica de manera más eficiente mientras que en condiciones anaeróbicas (ausencia de oxígeno), los microorganismos anaeróbicos actúan más lentamente y pueden producir metano, un gas de efecto invernadero.

También afecta la exposición a la luz solar: Puede descomponer ciertos materiales, especialmente los plásticos, a través de la fotodegradación mientras que en estado de oscuridad, generalmente reduce la tasa de descomposición de algunos materiales.

Los microorganismos, como bacterias, hongos y actinomicetos, son esenciales para la descomposición de la materia orgánica. Su actividad y eficiencia dependen en gran medida de las condiciones ambientales. Las bacterias aeróbicas necesitan oxígeno y son muy eficientes en descomponer la materia orgánica.

Las anaeróbicas funcionan en ausencia de oxígeno y son responsables de la descomposición en vertederos y en el proceso de digestión anaeróbica.
Los hongos son especialmente importantes en la descomposición de materiales más complejos como la celulosa y la lignina (presentes en madera y papel). Prosperan en ambientes húmedos y oscuros.

Los actinomicetos son bacterias filamentosas que descomponen materiales orgánicos complejos.
Funcionan bien en suelos con un pH neutro a ligeramente ácido.

También influyen estos otros factores adicionales; El pH: La mayoría de los microorganismos prefieren un pH neutro a ligeramente ácido. Condiciones muy ácidas o muy alcalinas pueden inhibir su actividad.

Presencia de nutrientes: La disponibilidad de nutrientes esenciales (como nitrógeno, fósforo y potasio) es crucial para el crecimiento y la actividad microbiana.

Estructura del material: Los materiales porosos permiten una mejor circulación de aire y agua, facilitando la acción microbiana. Los materiales compactos y densos dificultan este proceso.

Para entenderlo mejor hemos buscado unos ejemplos específicos;

Cáscaras de frutas: En un entorno compostable con buena aeración, alta humedad y temperatura moderada, las cáscaras de frutas se descomponen rápidamente debido a la intensa actividad bacteriana y fúngica.

Plásticos: En ambientes naturales, los plásticos pueden tardar siglos en descomponerse debido a la falta de microorganismos capaces de descomponer los polímeros sintéticos. La fotodegradación bajo la luz solar puede fragmentar el plástico, pero no lo mineraliza completamente.

Papel: Se descompone rápidamente en ambientes húmedos con buena presencia de bacterias y hongos que descomponen la celulosa.

La descomposición de residuos sólidos urbanos es un proceso complejo influenciado por múltiples factores ambientales y la actividad de diversos microorganismos. Mejorar las condiciones para la biodegradación puede acelerar la descomposición de los residuos orgánicos, reduciendo el impacto ambiental. Pero la mejor manera de evitar sumar capas en Milà de basura y vertidos sería que no llegaran ninguno de estos materiales hasta allí sin estar debidamente separados. Una vez separados, plásticos, cristal, papel y otros envases se van de la isla para ser fundidos, transformados, reciclados y que tengan otra utilidad. En Menorca la parte biodegradable “limpia” y separada previamente acaba formando parte de abono para cultivos y vuelve a la tierra como un elemento aprovechable.


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