Desde hace semanas, los recolectores más entusiastas han comenzado a recorrer Menorca en busca de setas como las cames seques. La combinación de temperaturas suaves y una buena humedad en el suelo ha propiciado que las setas empiecen a aparecer en el paisaje de la isla. Para los amantes de las setas, es el momento ideal para disfrutar de esta actividad, aunque siempre respetando la biodiversidad y evitando malas prácticas. En esta temporada, es importante recordar algunos consejos para recolectar de forma responsable y cuidar las especies, sean comestibles o no.
Durante esta época, los bosques menorquines reciben a numerosos aficionados que buscan los esclata-sangs, también conocidos como rovellones, los más apreciados en la isla. No obstante, Menorca cuenta con una impresionante variedad de setas: de las más de 700 especies que se pueden encontrar, 150 son comestibles. Entre las más destacadas se encuentran la rúsula, la negrilla, la senderuela y la seta de cañaheja. También existen unas 60 especies tóxicas, 8 de las cuales son mortales. Por eso, es fundamental conocer bien las características de cada seta antes de recolectarla.
Recomendaciones para la recolección
Algunas prácticas recomendadas para recolectar setas de manera adecuada incluyen:
– Recoger solo aquellas setas comestibles que conozcamos bien.
– Extraer las setas enteras y cortar el pie posteriormente.
– Evitar remover la tierra para no dañar el micelio y facilitar la regeneración de las setas.
– Transportarlas en una cesta, donde estarán protegidas de golpes y bien aireadas.
– Respetar las setas que no vayamos a consumir, ya que incluso las tóxicas son beneficiosas para el ecosistema del bosque.
Conozcamos algunas especies
Rovellón: Esta seta, la más valorada en Menorca, libera un jugo de color naranja o rojo oscuro al cortarla, dependiendo de la variedad. Se recomienda no recolectar otras setas que exudan leche de diferentes colores.
Rúsula: Similar al rovellón pero sin leche. Tiene un sombrero de tonos azulados, verdosos o crema, con pie y láminas blancas que no se deshilan al romperse. Su sabor es agradable.
Rúsula blanca: Es parecida a un rovellón grande, pero completamente blanca y sin leche al cortarse. Sus láminas son blanquecinas, gruesas y separadas.
Pie azul: Su color lila es característico. Las láminas son fácilmente separables del sombrero y el pie, de tonos azulados, tiene un polvo blanco junto a las láminas. Su aroma recuerda al gas.
Negrilla: Su sombrero oscuro presenta una textura abigarrada, con láminas blancas y espaciadas que no descienden por el pie. Su sabor y olor son suaves, ideales para cremas y tortillas.
Senderuela: Posee un sombrero rojizo a blanco, más oscuro en el centro. El pie, flexible y que no se rompe al doblarse, crece en praderas formando hileras.
Lacaria: Con un sombrero pardo rojizo y borde peinado, tiene láminas rosadas muy separadas y un pie del mismo tono. Su sabor es dulce.
Anisada: Tiene un sombrero verde azulado-grisáceo y láminas del mismo color que bajan por el pie. Su carne blanquecina tiene un marcado olor a anís y un sabor dulce.
Seta de cañaheja: Crece junto a la cañaheja, es grande y blanquecina, con láminas que descienden. La seta de cardo, de la misma especie, suele ser más pequeña y crece sobre las raíces del cardo.
Llanega: Esta seta, viscosa y recubierta de una mucosidad transparente, presenta un sombrero de tonos pardos con el centro más oscuro. Su pie es más grueso en la parte central.
Higróforo escarlata: De sombrero blanco con manchas rojizas, tiene láminas que descienden levemente y carece de anillo. Prefiere suelos ricos en cal y presencia de hojarasca.
Pata de perdiz: Con una forma que recuerda a un tornillo y cabeza redonda, su sombrero tiene tonos rojizos y sus láminas están ligeramente arqueadas.
Seta de chopo: Crece en grupos sobre los tocones de árboles. Su sombrero es liso, más oscuro en el centro, y el pie es grueso con un anillo membranoso.
Champiñón de prado: Seta maciza y blanca, con anillo y sin volva. Sus láminas cambian de rosado a negro conforme madura, sin llegar a ser blancas.
Cucurril: Suele tener un pie más largo que el diámetro del sombrero y un anillo doble móvil. El sombrero es aplanado en su parte superior.
Chipirón de monte: Su sombrero es ovalado cuando es joven y toma forma acampanada al madurar. Al envejecer, se disuelve en una especie de tinta negra, por lo que debe consumirse solo cuando las láminas son aún blancas.
Amanita mairei: De sombrero grisáceo con margen estriado y pie blanco con escamas, tiene láminas blancas y una volva grande.
Amanita rojiza: Su sombrero presenta tonos ocres o rosados con lunares y un anillo membranoso estriado. La base del pie es gruesa y la volva es poco visible.
El libro Setas de Menorca de Mir, Melis y Mascaró, es una obra gráfica de gran calidad que supone una verdadera ayuda a los iniciados.
El conocimiento de estas especies ayuda a disfrutar de la recolección de setas de manera segura y responsable. Así, la temporada de setas en Menorca puede convertirse en una experiencia enriquecedora y respetuosa con el medio ambiente.