Anoche la Sala de Audiencias del Claustro del Carmen en Mahón fue el escenario de la conferencia “Retos de los Profesores Boomer ante la Generación Z”, impartida por la destacada jurista y profesora Margalida Capellà Roig.
Capellà Roig, catedrática de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales en la Universidad de las Islas Baleares (UIB), abordó los desafíos que enfrentan los docentes de generaciones anteriores al adaptarse a los nuevos paradigmas de aprendizaje de la Generación Z. En su ponencia, destacó cómo el paso de la acumulación de conocimiento a un modelo basado en competencias supone un cambio fundamental en la educación actual.
El reto de la educación en la era digital
Uno de los puntos más debatidos durante la conferencia fue el papel de la inteligencia artificial (IA) en el sistema educativo. Con la tecnología avanzando a un ritmo exponencial, los docentes se enfrentan a la necesidad de integrar nuevas herramientas digitales en el aula sin perder la esencia del acompañamiento humano en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Stefania Giannini, Subdirectora General de Educación de la UNESCO, ha advertido sobre los riesgos de una adopción no regulada de la IA en la educación, haciendo hincapié en la importancia de establecer marcos normativos adecuados. La IA, si bien abre nuevas oportunidades para personalizar el aprendizaje, también plantea interrogantes sobre su impacto en la evaluación académica y el futuro del trabajo docente.
¿Revolución o amenaza?
Los sistemas de IA generativa, como ChatGPT, han demostrado ser capaces de obtener puntuaciones superiores a la media de los estudiantes en exámenes estandarizados. Este fenómeno obliga a los sistemas educativos a replantearse los métodos de evaluación y a explorar nuevas formas de medir el aprendizaje. Sin embargo, aún no hay pruebas concluyentes de que el uso de estas herramientas mejore significativamente el rendimiento académico.
Además de apoyar la enseñanza, la IA se está utilizando para automatizar tareas administrativas, como la calificación y la gestión de asistencia. Aunque esto podría aliviar la carga laboral de los docentes, también genera preocupaciones sobre la sustitución de empleos y la pérdida de interacción humana en el aula. Según el Fondo Monetario Internacional, el 60% de los nuevos puestos de trabajo podrían verse afectados por la IA en el futuro próximo.
Equilibrio entre tecnología y humanismo
La educación no solo debe adaptarse a los avances tecnológicos, sino también garantizar que estos se utilicen de manera ética y centrada en el ser humano. En este sentido, la UNESCO destaca la necesidad de establecer límites claros en el uso de la IA en el aula, protegiendo la privacidad y evitando sesgos algorítmicos que puedan perjudicar a ciertos grupos de estudiantes.
A nivel global, la aplicación de la IA en la educación varía enormemente. Mientras que los países desarrollados cuentan con infraestructuras tecnológicas sólidas, en el Sur Global la falta de acceso a la conectividad sigue siendo un obstáculo importante. Para que la IA sea una herramienta equitativa, es fundamental cerrar la brecha digital y priorizar la alfabetización digital de docentes y estudiantes.
¿Hacia dónde vamos?
La regulación de la IA en la educación es un tema de creciente interés. La Unión Europea ha tomado la delantera con normativas que buscan garantizar un uso responsable de la IA, clasificando la educación como un ámbito de “alto riesgo”. Sin embargo, la rapidez del desarrollo tecnológico plantea el reto de crear normativas adaptativas y flexibles que puedan evolucionar con el tiempo.
La conferencia de Capellà Roig dejó claro que el salto generacional en la educación es un desafío que requiere un enfoque equilibrado entre innovación y valores humanos. Mientras se exploran las oportunidades de la IA, también es vital garantizar que la educación siga siendo un proceso social, inclusivo y centrado en las personas. La pregunta clave sigue siendo: ¿Cómo podemos dirigir la tecnología para que no sea ella quien nos dirija?