Coincidiendo con el Día Internacional de la Diversidad Biológica, el Institut Menorquí d’Estudis (IME) organizó los días 22 y 23 de mayo unas jornadas dedicadas a analizar el estado de la biodiversidad terrestre en Menorca. Bajo el título “L’estat de la biodiversitat a Menorca”, el evento reunió a 24 expertos de diversas instituciones científicas, tanto locales como nacionales, con el objetivo de realizar una primera aproximación integral a la riqueza biológica de la isla.
Las jornadas se desarrollaron en la sede del IME en Maó y abarcaron una diversidad de ponencias sobre múltiples grupos biológicos: desde bacterias, hongos y líquenes, hasta plantas vasculares, moluscos, arácnidos, coleópteros, lepidópteros, reptiles, aves y mamíferos. Esta visión multidisciplinar permitió identificar no solo el valor ecológico de cada grupo, sino también los retos a los que se enfrentan debido al cambio climático y a la presión antrópica.
Uno de los principales logros del encuentro fue poner sobre la mesa la necesidad urgente de actualizar y completar el catálogo de especies presentes en Menorca. Tal como señalaron los organizadores, este inventario se encuentra aún incompleto, lo que dificulta la toma de decisiones efectivas para la conservación de hábitats y especies. “Tenemos que conocer lo que queremos proteger”, insistieron varios ponentes durante las conclusiones.
Entre las intervenciones destacadas figuraron las del Dr. Rafael Bosch, que abordó la importancia de las comunidades bacterianas invisibles pero esenciales para los ecosistemas, y la del Dr. Antonio Gómez-Bolea, quien alertó sobre la pérdida progresiva de diversidad liquénica en la isla. Asimismo, especialistas como Pere Fraga, Xavier Canyelles o Félix de Pablo ofrecieron análisis detallados del estado de conservación de grupos específicos, resaltando tanto los casos de éxito como las amenazas más inmediatas.
Además de revisar el conocimiento actual, las jornadas sirvieron para trazar líneas de actuación futura. Se acordó la elaboración de un listado actualizado de especies y se propuso impulsar programas de seguimiento para detectar cambios en la distribución y abundancia de la fauna y flora menorquina. El enfoque de trabajo conjunto entre investigadores, instituciones y ciudadanía fue uno de los pilares más repetidos.
Una preocupación transversal durante los dos días fue el impacto del calentamiento global. Según los expertos, algunas especies que hasta ahora se habían mantenido bien adaptadas a las condiciones ambientales de Menorca podrían estar en riesgo de desaparecer si no se actúa con celeridad. En este sentido, se subrayó la urgencia de generar datos fiables y periódicos que permitan detectar estas alteraciones y responder de forma adecuada.
El evento concluyó con una llamada unánime a reforzar el compromiso institucional y social con la biodiversidad. Menorca es un laboratorio natural excepcional, pero para conservarlo se necesita más investigación, más recursos y más conciencia.
Las jornadas organizadas por el IME suponen un paso importante hacia un conocimiento más profundo del patrimonio natural menorquín. Ahora, la tarea es mantener viva la colaboración generada durante el evento y traducir el conocimiento adquirido en políticas y acciones concretas que aseguren la protección del entorno insular para las generaciones futuras.