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Causas del resurgimiento de la Extrema derecha fascista en España y Europa

Una opinión de Pere Tur Taltavull


Mucho se está hablando últimamente del resurgimiento del fascismo en la mayoría de países de Europa. Pero es importante recordar la historia del siglo XX para encontrar algunas respuestas a este fenómeno.

Tras la finalización de la I Guerra Mundial, los distintos tratados de paz obligaron a las potencias perdedoras como Alemania a pagar un canon a los países vencedores. Ya en su momento el economista Keynes advirtió que ese hecho era inasumible y conllevaría consecuencias muy peligrosas para el conjunto de Europa. Y tenía razón.

En 1929 EE.UU. sufre la gran crisis económica, crisis que se veía venir de años anteriores, y retira el dinero prestado a Alemania para abonar parte de ese canon, lo cual provoca a su vez que el país germano también entre en un profundo estado de pobreza sumiendo a los alemanes en la miseria y hambruna. Es en este contexto cuando Hitler, desde la cárcel, escribió su obra más famosa, Mein Kampf (Mi lucha). En ese libro, editado en 1926, Hitler ya se autoproclama como un Mesías, el salvador de Alemania y apunta al judaísmo y al comunismo como los dos grandes males de la humanidad. Así es como el pueblo empezó a rendirle culto.

A partir de ese momento los adictos a la tesis del libro de Hitler, empezaron a actuar, quemando el Bundestag, sede del parlamento alemán, haciendo responsables del incendio a los comunistas y a otros partidos demócratas.

Hitler se reconocía abiertamente racista y siempre había tenido aversión a los judíos. En su libro sitúa a los germanos de pelo rubio y ojos azules en la cúspide, y a los judíos, gitanos y eslavos en el fondo. Aunque es cuando Hitler llega al poder cuando aumenta la persecución. Siendo ya presidente invade Polonia y así empieza la II guerra mundial.

Hoy, analizando la situación Europea, con el aumento de la extrema derecha fascista el origen de su auge también lo debemos buscan en las políticas económicas. No nos engañemos, los que mandan a los gobiernos son los grandes capitales, multinacionales, bancos, lobbies… Así las políticas de la mayoría de los gobiernos de la Unión Europea, están al servicio del poder económico. Los gobiernos se mantienen con los impuestos de las clases medias, pequeñas empresas y asalariados, reduciendo impuestos a las multinacionales. No invirtiendo en políticas de creación de empleo, desmantelando el estado del bienestar, recortes en sanidad, educación, vaciando la hucha de las pensiones.

En definitiva, en los últimos años, se han precarizado las condiciones y derechos de los trabajadores y una parte de la población ha entrado en el desánimo y en el descrédito de los partidos políticos tradicionales, huérfanos de encontrar un agente político que les dé una esperanza de mejorar su calidad de vida. Al igual que pasó con el nazismo en Alemania, la extrema derecha se muestra como los únicos salvadores de las desgracias del pueblo. Los únicos puros, no corruptos, los que buscan los genes auténticos de la patria. Y para ello, al igual que hizo Hitler en su momento, también buscan grandes culpables.

Y más concretamente nos podemos fijar en el caso de España. Si antes fueron los judíos los que robaban la riqueza a los “alemanes auténticos”, ahora son los inmigrantes. Si antes el peligro era el comunismo ahora son los que propugnan la ruptura del estado. Por tanto la suma de factores como la crisis económica junto con nuevos pero grandes enemigos ofrece a muchos ciudadanos el caldo de cultivo ideal para situarlos como sus “salvadores” particulares.

Todo ello originado por la situación económica que los últimos gobiernos han generado con sus políticas ultra liberales de contratos temporales o a tiempo parcial, reducción de salarios, muchas horas extras sin cobrar. Una especie de nueva esclavitud para los trabajadores de este sistema de contratación. Hay que poner más inspectores de trabajo y de hacienda. Que la sanidad pública sea para todos, reduciendo las listas de espera. Una educación pública de calidad, con suficiente personal. Pensiones dignas en la que se pueda vivir de ellas. Para que el gobierno pueda llevarlo a cabo, hay suficiente dinero, sólo cambiando las leyes fiscales, a las grandes empresas, y a los defraudadores. No es tan difícil, simplemente se trata de repartir la riqueza. Este sería la verdadera política que podría frenar los argumentos que utiliza actualmente la nueva extrema derecha fascista.

Pero para ello hay que sembrar en tierra fértil la semilla republicana y caminar todos juntos.


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