Sin ánimo de alarmar, pero con la intención de sacudir consciencias. El proceso de calentamiento global no deja de lado a Menorca en lo que se refiere a la peor parte; hay efectos reales sobre la fauna, la flora y las personas. Entendamos que el ámbito natural es un todo que está interrelacionado y, por tanto, afecta a todas las partes.
El amplio estudio apunta a las evidencias científicas y recomienda dar pasos firmes y rápidos hacia la descarbonización de nuestro sistema de vida. La combustión de energías fósiles debe dar paso en un periodo relativamente corto a una apuesta por las energías renovables y no contaminantes.
Los cambios más claros del cambio climático, además de los contínuos récords de temperatura al alza, se sitúan en los cambios de ph en el agua del mar y cómo está afectando a las especies más sensibles, la proliferación de enfermedades que esquilman especies como las nacras o la presencia preocupante de otro elemento derivado del petróleo en el mar; los plásticos.
Menorca tiene una hoja de ruta interesante para darle la vuelta a la producción energética pero se plantea un plazo de 10 años para que esto se convierta en una realidad. Demorar los cambios puede llevar a un punto de no retorno para conservar el equilibrio natural.