“Las gafas de sol son un equipo de protección individual (EPI) que todos los usuarios, así como los trabajadores que desempeñan su labor al aire libre, deberían llevar, ya que son un elemento imprescindible para proteger los ojos de la aparición de problemas en córnea, cristalino (cataratas) y retina, provocados por la radiación ultravioleta, y de la formación de pterigium, una enfermedad de la conjuntiva y la córnea frecuente cuando hay exceso de luz y de aire”, explica el decano del CNOO, Juan Carlos Martínez Moral.
Martínez Moral añade que la seguridad frente a la radiación es necesaria para todas las edades y sobre todo para las personas más sensibles, como son los niños y las personas mayores.
Por ello, las gafas de sol de calidad adquiridas en centros sanitarios de óptica, con los filtros adecuados para anular la radiación ultravioleta e infrarroja, y con el tamaño idóneo para proteger no solo los ojos, sino también los párpados, son la mejor manera de prevenir problemas oculares y visuales, como queratitis o cataratas, así como posibles tumores de piel en esa área.
De esta forma, el CNOO recomienda buscar lentes que bloqueen como mínimo el 99% de la radiación ultravioleta A, ultravioleta B y el infrarrojo, que posean una gran calidad visual y que no afecten a la visión de los colores tal y como son (distorsiones). Además, las gafas deben ser prescritas por un óptico-optometrista, un profesional sanitario que podrá recomendar un producto u otro, dependiendo de las características y las necesidades específicas del paciente.
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