El PNIEC se enmarca dentro de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética que contempla la desacarbonización al 100% de la economía española en 2050 y que plantea, entre otras medidas, que no se matriculen vehículos que emitan dióxido de carbono (CO2) más allá de 2040, entre los que se incluyen modelos tanto diésel como de gasolina y también híbridos y de gas.
Desde que se conoció el borrador de anteproyecto de la Ley, tanto el sector del automóvil como las petroleras han rechazado esa prohibición al considerarla “excesiva” y que “socavaba los principios de libertad y progreso”.
PLANES DE INCENTIVO
Por otro lado, ante la continuada bajada de las ventas de turismos y todoterrenos en España, Blanco afirmó que el Ejecutivo evaluará la posibilidad de aprobar futuros planes de demanda en función de la disponibilidad presupuestaria de los próximos ejercicios.
“Hay que empezar a evaluar la situación no solo desde la óptica española, sino también a nivel global y europeo. Aunque en España los datos algunas veces se han acentuado más, en otros países también está sucediendo lo mismo. Hay que trabajar con el sector para trasladar certidumbre y plena tranquilidad al consumidor. Eso será positivo”, subrayó.
Para acompañar a la industria del automóvil en los nuevos retos que afronta, el Gobierno presentó a finales de la legislatura pasada un paquete de medidas incluidas en el Plan Estratégico de Apoyo al Sector de la Automoción, que cuenta con una dotación presupuestaria de 2.634 millones de euros para el período comprendido entre 2019 y 2025.
Dichas medidas van desde planes de achatarramiento y estímulo de la demanda de vehículos de cero y bajas emisiones; pasando por el rejuvenecimiento de las plantillas en las fábricas, el estímulo de la formación dual y una mayor participación de la mujer en el sector; hasta el apoyo a la innovación mediante líneas de ayudas parcialmente reembolsables para la financiación de proyectos empresariales de I+D+i y modernización tecnológica.