¿Echa de menos la librería?
Echo de menos la librería, sí —sonríe con un punto de melancolía—. Creo que es un privilegio estar donde estoy ahora y en estos cuatro años intentaré hacerlo lo mejor posible. Además, he conseguido reunir un gran equipo, con gente experta y con una trayectoria muy relacionada con todo lo que tenemos que tratar en la Conselleria, pero efectivamente echo de menos la librería.
¿Qué recuerdos tiene de su etapa como diputada en el Congreso?
Bueno, yo estuve en el Congreso en dos legislaturas, en la cortita y en la más larga. Lo que más recuerdo del Congreso es lo muchísimo que aprendí. Asistí a multitud de comparecencias para la preparación de leyes, pertenecí a varias comisiones y además estuve adscrita en comisiones a las que no pertenecía, pero que estaban vinculadas a temas que me interesaban, como por ejemplo la agricultura.
¿Por qué ha sido relativamente fácil llegar a un pacto de gobierno en Baleares, mientras que a nivel estatal no lo está siendo?
Mire, le voy a ser muy sincera. Yo creo que aquí se llegó a un acuerdo porque había toda la intención de llegar a un acuerdo desde el primer momento.
“Pienso que vienen tiempos muy difíciles, que necesitan de la colaboración de todos”
¿Se puede hacer algo para intentar rebajar un poco la recurrente situación de tensión política en España?
Yo creo que lo que se puede hacer es hacer una política diferente. En mi Conselleria, por ejemplo, los criterios que hemos adoptado para formar nuestro equipo han sido absolutamente transversales, pensando en gente que tenga que ver con el sector y que sea capaz de escuchar, de aprender y de trabajar en equipo. Eso es lo que hay que hacer. Aun así, personalmente también entiendo que los tiempos son hoy los que son.
¿Por qué cree que hemos llegado hasta aquí?
Se ha ido subiendo la intensidad, el ruido constante y la inmediatez de la comunicación, que es algo que tiene mucho que ver con esto que estamos hablando ahora. En mi opinión, los tiempos que corren necesitan justo lo contrario, necesitan un poco de pausa y de reflexión, necesitan que pensemos hacia dónde vamos y mucha más comunicación. Pienso que vienen tiempos muy difíciles, que necesitan de la colaboración de todos. Pero bueno, usted venía a hablar de la Conselleria y aquí nos ponemos a hablar de filosofía —sonríe—.
¿Conocía bien el mundo de la payesía antes de ser nombrada consellera?
Me he criado en el campo, con lo cual he conocido la España rural que empezó a desaparecer en los años sesenta. La he conocido totalmente en Asturias. Y luego, de una forma u otra, he vivido en el medio rural o semirural. Para mí, la tierra es muy importante y creo que entiendo bastante bien ese mundo, aunque nunca he sido payesa. He tenido un contacto con ese mundo desde muy niña. Por todo ello, he tenido un empeño especial en que tuviéramos esta Conselleria.
“El cambio climático da lugar a plagas como la de la Xylella”
¿Cree que no valoramos lo suficiente a los agricultores?
Efectivamente, así es. Además, la payesía no es sólo la gente que nos da de comer, sino también la que dibuja el paisaje, conserva los bosques o mantiene la lengua. La payesía ha hecho muchísimo servicio a la comunidad durante siglos. Debería ser un orgullo decir “yo soy payés”, “yo soy ganadero” o “yo soy pescador”. Debería estar muy bien considerado socialmente. La comida es lo único imprescindible para la vida.
¿Todavía hoy sigue siendo tan duro como antes el trabajo de los payeses?
El trabajo de los campesinos en España hasta los años sesenta y setenta era durísimo, pero a la vez establecía un vínculo muy sentimental con la tierra, con el paisaje, con los animales, que les quedó grabado de por vida. En cambio, muchos de sus hijos y sus nietos no tuvieron ya esas raíces, al marcharse a las ciudades. Lo que queremos ahora es que el campo sea lo que debe ser, un sitio en el que uno se puede ganar la vida muy bien con un trabajo que es bonito y que produce muchísimo arraigo. Queremos que trabajar en el campo sea una cosa fértil, próspera, apetecible, que los jóvenes lo vean como un camino abierto que además es rentable.
¿Cómo nos afecta hoy a todos el cambio climático?
En la actualidad, las condiciones climáticas han cambiado, lo que afecta también a la biodiversidad. Las estaciones han cambiado por completo, las épocas de lluvia son diferentes. Si antes había una sequía cada diez años, ahora la hay cada tres y quizás esto sea más frecuente aún. Llueve con menos asiduidad, pero en forma de aguaceros, de manera súbita, por lo que tenemos que ver qué sistema de aprovechamiento del agua podemos tener para esta nueva forma de lluvia.
“En la agricultura debe haber una cooperación entre la sabiduría antigua y los nuevos avances científicos y tecnológicos”
¿Se puede hacer algo para ayudar a los payeses en ese contexto?
La combinación ideal es que haya una colaboración constante entre la sabiduría antigua y los nuevos avances científicos y tecnológicos. Ese es el camino. En islas como las nuestras, es posible y se puede hacer. Haría que dependiéramos muchísimo menos del exterior a la hora de la compra de alimentos y que diversificásemos nuestra economía más allá del turismo, incluyendo la transformación, el envasado y la comercialización de los productos. Ya hay cifras que nos dicen que en estos últimos años se están incorporando más jóvenes y más mujeres a la agricultura y la ganadería. Creo que esa combinanción de ciencia, tecnología y sabiduría tradicional sería la fórmula del éxito.
¿Cómo está evolucionando la plaga de la bacteria Xylella fastidiosa en nuestros campos?
Se está trabajando mucho para erradicarla, se está investigando, se está viendo cómo controlar los vectores, es decir, los insectos que la propagan. A ello hay que añadir la aplicación de nuevas prácticas en agricultura, que ahora sabemos que defienden más a los cultivos, y la eliminación de los vegetales que estén afectados. Por otro lado, no todas las variedades de almendros están afectadas por igual, por ejemplo. Se está estudiando qué variedades son las más resistentes, para considerarlas a la hora de hacer replantes. También hay viñedos afectados y se trata de que eso no vaya a más. El cambio climático da lugar a esas plagas, al haber afectado a todo el equilibrio ecológico. Por último, siendo islas, es muy importante el control no solamente de lo que sale, sino también de lo que entra.
“El producto local, de proximidad, fresco y, a ser posible, ecológico, debe tener muchísima más relevancia”
¿Cuáles son los retos más inmediatos de su departamento?
Bueno, tiene que pensar que en la Conselleria hay una Dirección General nueva, que no existía, que es la Dirección General de Políticas para Soberanía Alimentaria. Creo que eso es ya una declaración de intenciones. Soberanía alimentaria quiere decir que el producto local, de proximidad, fresco y, a ser posible, ecológico, tenga muchísima más relevancia. Queremos que todo lo que es compra pública de alimentos, en hospitales, escuelas o pensiones, sea cada vez más de productos locales. También deseamos que cada vez más jóvenes y más mujeres se puedan incorporar a la agricultura. El relevo generacional es igualmente muy importante. Todos esos retos serían inmediatos.
¿Algún otro reto?
Desde el Congreso ya estuvimos trabajando en un régimen especial agrícola para Baleares, que nos permitiría tener ayudas extras por el hecho de ser islas, por las condiciones que tenemos aquí en Baleares, en relación al tipo de terreno, la cuestión climática o los acuíferos. Ya entonces reivindicábamos tener derecho a ese régimen especial, que ya tienen las islas griegas, en el Mar Egeo. Todo ello hay que negociarlo ahora en el marco de la Política Agrícola Común (PAC) de la Unión Europea. Si eso se consiguiera, sería un gran avance, pero la respuesta está en Bruselas. A ver qué tal se nos da aquello. Espero que bien.