La economía balear registra una desaceleración y patronales y sindicatos pronostican un aumento del paro. ¿Vienen tiempos difíciles para la economía y la sociedad balear?
La economía se está desacelerando en sintonía con otras economías del mundo, no únicamente europeas, como consecuencia de una fase de madurez del ciclo, sin embargo, este sigue siendo expansivo. De hecho, en estos momentos, de todos los indicadores de la economía balear que nosotros estamos analizando un 68 % crece pero solo un 27 % acelera, por lo que todo apunta a que en los próximos trimestres la economía irá perdiendo ritmo.
¿La capacidad de Baleares para crear empleo está mermando? Si es así, ¿a qué se debe?
En estos momentos Baleares sigue creando empleo, pero lo está haciendo a un ritmo cada vez más lento y a ello contribuyen dos cosas. La primera es la propia desaceleración de la actividad económica y la segunda, el hecho de que el mercado de trabajo ha recuperado ya no solo niveles precrisis, sino que los ha superado prácticamente en todos los sectores menos en construcción. A esto se suma el hecho de que la población activa, es decir, la población de entre 16 y 65 años que desea trabajar, ha aumentado especialmente durante julio y agosto a un ritmo mayor que la capacidad de crear empleo. Lo que veremos en los próximos meses es que Baleares moderará el empleo fundamentalmente en el sector servicios, por un tema de madurez, y en el industrial, porque está inmerso en una atonía.
¿Se está minimizando el impacto que tendrá el Brexit en la economía de Baleares?
Llevamos mucho tiempo hablando del Brexit, por lo que en un escenario de salida del Reino Unido las empresas han tenido oportunidad de tomar posición y de establecer algún tipo de plan de contingencia. No obstante, hasta la fecha se hablaba de una salida dulce del Reino Unido y ahora corremos el riesgo de una salida más dura. Si eso ocurriera, los planes de contingencia que se han tomado serían insuficientes, incluso, para el propio Reino Unido. Si el Brexit fuera duro derivaría en una crisis a nivel británico con una pérdida prácticamente de 2 puntos porcentuales del PIB y esto tendría consecuencias en la economía balear.
Con un Brexit duro los planes de contingencia que se han tomado serían insuficientes, incluso, para el propio Reino Unido
Las empresas baleares pueden tomar alguna medida para que su impacto sea menor?
Si analizáramos la evolución de las exportaciones tanto de bienes como de servicios de Baleares de los dos últimos años veríamos que los mercados a los que se dirigen las islas se han diversificado y que el mercado británico ha ido perdiendo importancia. Esto demuestra que las empresas están buscando otro tipo de clientes fuera del Reino Unido. En Menorca el mercado británico era el primer mercado en importancia y ahora ya no lo es, lo cual significa que ha habido una cierta anticipación.
¿Están las empresas de Baleares, en general, inmersas en un proceso de transformación con la implantación de las nuevas tecnologías o se están quedando atrás?
En los últimos años ha habido una fuerte inversión tecnológica, especialmente en algunos sectores vinculados al sector servicios. Sin embargo, no se trata de seguir invirtiendo en tecnología, sino de desarrollar las capacidades para aprovechar esa tecnología y ahí es donde el factor talento entra en juego. Por ejemplo, podríamos decir que un trabajador hotelero tiene a su disposición un stock tecnológico para producir mucho mayor que el que tiene un trabajador del sector de la construcción, pero que su capacidad de aprovechamiento de esa tecnología es baja. Las empresas no disponen de plantillas con capacidades suficientes para aprovecharla lo que provoca que la inversión tecnológica no esté dando todo el rédito que podría dar. Además, deberían ordenarse las plantillas de acuerdo a la digitalización, porque muchas siguen estando muy centradas en la operativa tradicional. Introducir tecnología también implica cambiar procesos.
El caso de la quiebra de Thomas Cook, un gigante del turismo, evidencia que sin una transformación tecnológica y del modelo de negocio las empresas pueden caer. ¿Podría pasarle lo mismo en un futuro al coloso del comercio electrónico, Amazon?
La quiebra de Thomas Cook pone de manifiesto el momento disruptivo en el que se encuentra el sector turístico. La diferencia con Amazon es que no tiene un siglo de historia. Thomas Cook es un turoperador con una trayectoria muy larga que ha tenido dificultades para adaptarse a esos nuevos cambios y ha seguido muy vinculado a un modelo muy tradicional que le ha dado éxito en el pasado pero que no garantizaba éxitos de futuro.Esto es una buena lección para el destino de Baleares, porque comparte un trozo de historia con Thomas Cook, ya que ha sido un destino que ha crecido sobre la base de un modelo de turismo de masas muy estandarizado donde el volumen era la variable clave. De hecho, durante muchísimos años hemos estado midiendo el éxito del destino en términos de llegadas de turistas. No obstante, a partir de ahora no puede seguir siendo así, hay que medir el éxito en función del grado de satisfacción del turista y por tanto en función de la experiencia turística que le vendemos.
Con la desaceleración económica en el horizonte, el turismo en frenada y la quiebra de Thomas Cook, se alzan voces a favor de suspender la aplicación de la ecotasa. ¿Puede una suspensión del pago de la ecotasa contribuir a impulsar el turismo en las islas?
La competitividad de un territorio no depende únicamente del precio. Los flujos turísticos de llegada de turistas a Baleares van a reducirse, de hecho en el acumulado de enero a agosto de 2019 los turistas internacionales se han mantenido estables, con un crecimiento del -0,2. Si comparamos el crecimiento del mismo periodo de años anteriores, en 2016 tenemos incrementos del 10 % de turistas. Baleares ya no puede competir por precio. Los grandes retos que tiene el archipiélago en materia de competitividad no están tanto en tocar la variable precio, sea porque los hoteleros tocan los precios, porque la oferta complementaria los rebaja o porque se elimina un impuesto. Las debilidades competitivas de Baleares están en la ordenación del espacio turístico. Mi recomendación es priorizar la ordenación del espacio turístico y eso compete a la Administración, aunque las empresas privadas también tienen mucho que decir al respecto. Impulsa Baleares ha elaborado un índice de competitividad turística que compara la posición de Baleares frente a 280 regiones que se encuentran a media o corta distancia de los principales mercados emisores y donde obtenemos peor puntuación es en la ordenación del espacio turístico. Esta está relacionada con la ordenación asociada al desarrollo sostenible del turismo y a la capacidad para mantener el equilibrio entre recursos naturales y activos turísticos.
Baleares está en el momento en que no debe contar turistas, lo que debe contar es la capacidad de añadir valor a la experiencia turística”
¿Qué modelo turístico debe seguir Baleares para poder competir con otros destinos del Mediterráneo como Túnez y Egipto?
Los destinos turísticos maduros como Baleares fueron resultado de una cierta improvisación y para seguir manteniendo el atractivo el archipiélago tiene que mejorar su ordenación turística y convertir el destino en algo más acogedor. Para solucionar el problema de la congestión se deben gestionar mejor los flujos. Baleares debe sofisticar su gestión turística y hasta la fecha lo que ha hecho ha sido maximizar sus infraestructuras.
¿Debe transformarse en un modelo turístico más sostenible y desestacionalizado?
Baleares está en el momento en que no debe contar turistas, lo que debe contar es la capacidad de añadir valor a la experiencia turística y esto es algo que de momento tenemos en un segundo plano. La política de desestacionalización pone el énfasis en cuántos turistas vienen en temporada alta y cuántos en temporada baja, por lo que estamos volviendo a incidir en la variable volumen. La pregunta relevante no debería ser cuánto volumen queremos, sino cómo queremos ofrecer esa experiencia turística. Si incidimos en el cómo incidimos en la eficiencia y en la productividad y esto es importante porque las actividades económicas que se desarrollan en el archipiélago producen cada vez más pero lo hacen peor. Lo que deberíamos hacer sería producir mejor.
¿Debe limitarse el turismo de cruceros?
No, lo que tiene que hacerse es ordenarse. Un destino turístico no puede tener como único verbo de su diccionario de gestión la palabra ‘limitar o prohibir’. Gestionar puede significar escalonar, repartir, reasignar y distribuir. Hay muchas acciones que deberíamos contemplar en un escenario como este, que ciertamente es complejo y que está poniendo de manifiesto determinadas tensiones turísticas, ambientales y sociales. La solución fácil es limitar y eso sería propio de una sociedad poco desarrollada.