El Observatorio Socioambiental de Menorca, con el grupo de investigación BIOGEOMED-UIB, están desarrollando un proyecto en el que analizan la evolución de la línea de costa en 50 playas de Menorca desde 1956. El dato que más sorprende es el retroceso del litoral que ha sufrido Cala Blanca, en Ciutadella, nada menos que 60 metros. Es el caso más extremo de la isla. En el lado opuesto se encuentra la playa de Es Grau que ha ganado 20 metros.
El director del OBSAM, David Carreras, señala que el estudio da un promedio de cuatro metros de retroceso en toda línea de costa de la isla y las zonas más afectadas serían las playas urbanas con una media de nueve metros de retroceso, una gran diferencia respecto a los dos metros de retroceso que han observado en las playas vírgenes.
El estudio se lleva a cabo con fotografías aéreas y recuperando imágenes y postales antiguas para detectar los cambios en el litoral.
Los datos están ahí pero las causas de estos cambios, muy significativos en el caso de Cala Blanca, aún no han sido estudiadas. Carreras manifiesta que tienen algunas hipótesis que apuntarían a la afectación del sistema dunar y la construcción de la carretera como posibles causas.
En el caso de la playa de Es Grau las hipótesis se dirigirían hacia la “gestión bastante ejemplar en los últimos 20 años”, la regeneración de la vegetación dunar, el sistema de limpieza de playas, “que ha sido cuidadoso con el ecosistema”, y la reestructuración de los fondeos, “que hacen que el fondo de la cala esté menos impactado”.
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático anunció el pasado mes de setiembre que el aumento del nivel del mar podría llegar a ser de casi un metro en 2100. En Menorca, que al ser una isla es una de las zonas más vulnerables a los efectos del cambio climático, ya se están dando transformaciones significativas del paisaje del litoral.
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