El tema es peliagudo y hay países como Bélgica que ya están instaurando una serie de excepciones que permiten hacerlo posible. El razonamiento de muchos padres con niños en casa es que no podrán aguantar tanto tiempo encerrados en casa sin tomar contacto con el exterior (parques, naturaleza, aire puro). A lo largo de las primeras semanas de confinamiento se han multiplicado las consultas telefónicas a expertos familiares y psicólogos. El motivo es que en espacios cerrados, con un contacto más directo con el círculo familiar, pueden darse problemas en la convivencia, sobre todo si esto se alarga en el tiempo.
Algunas fórmulas ya se están aplicando en países nórdicos donde respetan el confinamiento para atajar la expansión del contagio por coronavirus pero que, al mismo tiempo, permiten organizar turnos por tiempos limitados entre los vecinos de una comunidad para, por ejemplo, utilizar el parque infantil o zona verde común o cercana al lugar donde viven.
Eso ayuda a despejar a padres y niños. De momento, nuestro actual estado de alarma es claro y no recomienda que los menores salgan a la calle. La ventaja psicológica de cara a los pequeños y a sus progenitores tiene enfrente otro argumento que lucha por lo contrario; hay padres que indican que cuanto más firme se mantenga la prohibición de salir en estos primeros estadios de la propagación de la pandemia, mejor resultado se obtendrá y antes se podrá volver a la normalidad. El COVID 19 tiene, respecto a otros virus, la característica de que su propagación es mucho más rápida y fácil.
Ante la falta de órdenes que digan lo contrario, la situación hoy sigue igual y el debate sigue en las redes sociales, con voces a favor y en contra.
Pensando en los más pequeños de la casa, este fin de semana se dedicarán aplausos también para ellos y su capacidad de aguante en esta crisis sanitaria.
