Esta semana han comenzado los trabajos de control de las diferentes playas por medio de dos informadoras de la Reserva de Biosfera que a la vez colaboran en aportar información a los usuarios. A pesar de que la situación actual va a disminuir el número de usuarios y embarcaciones en la playas desde la Agencia Menorca Reserva de Biosfera se ha considerado importante continuar con la obtención de datos de uso de las playas que realizan estas informadoras y que aportan información muy útil para llevar a cabo una mejor gestión.
El número máximo diario de usuarios en 2019 de las 54 playas de Menorca en las que se realiza este estudio fue de 27.940 usuarios. Además, se ha podido comprobar que, tal como se ha visto en años anteriores, la temporada de uso de las playas se ha ido alargado mucho, y se ha podido cuantificar una gran cantidad de usuarios desde la segunda quincena de junio hasta finales de septiembre, o incluso durante algo más de tiempo. Tomando como referencia el máximo obtenido la primera quincena de agosto, la segunda quincena de julio ha tenido un 16,3% menos de usuarios, mientras que la primera semana de septiembre ha tenido un 40,5% menos de usuarios.
El acceso a las playas del sur de Ciutadella ha variado según cada playa, con algunas como Son Saura donde el acceso mayoritario es a través de transporte privado (68%) y por vía marítima (24%), Es Talaier con un acceso mayoritario a través del Camí de Cavalls (84%), Cala Turqueta con acceso mayoritario a través de transporte privado (47%) y transporte marítimo (30%), o las playas de Macarella y Macarelleta donde el acceso mayoritario ocurre a través del Camí de Cavalls (58%) y a través del transporte público (40%).
Las playas del sur de Ciutadella constituyen algunas de las zonas con más visitas de la isla, provocando que la presión humana en estas playas sobrepase la capacidad de carga. En el año 2019, esta situación no ha sido diferente, y los datos muestran cómo la densidad de usuarios en algunas playas se sitúa por debajo de los 10 m2/usuario. Esto provoca un impacto ambiental en la zona y una experiencia insatisfactoria para el usuario. Tal como muestran diversos estudios, alrededor de densidades de 9 m2/usuario, la gente comienza a experimentar una sensación de saturación y masificación.