Nada tienen de especial dos agendas que se dan la mano. Una es la Agenda 2030. Proviene de la propuesta que hizo en su día Naciones Unidas y que, a su vez, ya tenía otro antecedente: los Objetivos del Milenio. Son dibujos sobre el papel de las que se intuyen como grandes líneas que la política debe abordar para progresar. A todo se le ha ido dando una pátina, un mismo estilo. Por ejemplo: Los Objetivos del Milenio querían poner freno a fenómenos que se estaban descontrolando. Alguno de ellos no eran nuevos como el hambre en el mundo o combatir el SIDA y otras enfermedades hasta su erradicación.
Si nos fijamos bien, de estos 8 objetivos básicos se han transmutado en 17 en la revisión que ha supuesto la Agenda 2030. Este salto responde a que seguimos con los deberes sin hacer en muchas cuestiones básicas pero el mundo científico dió la voz de alarma respecto a que teníamos que incluir de una manera más contundente todo lo referido a la afectación del medio ambiente puesto que entre el consumo de recursos, contaminación y calentamiento global, las consecuencias no se iban a hacer esperar. La sostenibilidad pasó a ser una condición de cada acción propuesta.
¿Y qué nos tiene que importar esto? Allá vamos. Condensar en unos pocos puntos este compromiso, pasa a manos de los gobiernos que, a su vez, derivan a entidades administradoras más locales. Y así hasta llegar a los ayuntamientos. La red se extiende para que todos asuman una misma forma de trabajar enfocando a un objetivo común. Esto permitirá la efectividad en aspectos sociales, culturales, de desarrollo sostenible.
Cuando la pandemia aún no había llegado, desde el Gobierno Español ya establecieron su propia Agenda (denominada Agenda Urbana) que recoge el espíritu y propuestas que llegan de Naciones Unidas para ampliar y concretar aspectos de la vida socio-política de todos. Además, escogen a Menorca como un territorio piloto para testar si esta forma de trabajar, con indicadores en multitud de aspectos de la vida diaria de una sociedad pueden ayudar a trabajar mejor, dar mejor servicio, optimizar las políticas más cercanas al ciudadano.
Ahora el Consell Insular ha abierto un periodo para recibir propuestas de redactores locales que propongan qué acciones concretas en cada uno de los diferentes campos que propone al Agenda Urbana deben ponerse en práctica. La mejor propuesta se lleva la licitación. Aunque a alguien pudiera parecerle que se le da un trabajo a la ciudadanía cuando se le esperaría de un gestor-político o técnico, realmente se hace para dar voz a todos, un elemento de transparencia y participación ciudadana. La guía para entender la Agenda Urbana está disponible en internet para su consulta y el tiempo corre. ¿Podrá Menorca desarrollar esta herramienta con sus diferentes indicadores y avanzar mejor en el desarrollo sostenible de su sociedad? Actualmente Sant Lluís es el municipio donde más se han implicado con esta metodología de trabajo.
