Langosta, merluza, pulpo de roca, sepia, salmonete, gamba roja, gamba blanca,… son algunas de las especies que más salen del mercado de pescado en Menorca. La mayoría de especies han ido menguando en las redes a lo largo de estos últimos tiempos, aunque no todas. Algunas incluso han crecido.
En el caso de la langosta roja (Palinurus elephas), los estudios recomiendan una mejor gestión de la pesca sostenible para garantizar la sostenibilidad de las capturas.
Respecto a la familia de los túnidos (atunes) es habitual que naden por nuestras aguas. Son especies como la melva, el bonito o la albacora. Éstos se encuentran ubicados en la zona pero otros migran y pasan por ellas, como el atún rojo. En el caso de la presencia del atún rojo se ha constatado mayor prnsencia en la última década, al contrario que el atún blanco.
En nuestras aguas, los túnidos encuentran un espacio adecuado para la reproducción y el crecimiento de las fases tempranas de desarrollo, es decir, cuando aún son huevos y larvas. El atún rojo que se encuentra en el Atlántico, prefiere la tranquilidad de nuestras aguas para el momento de la reproducción.
La albacora también tiene su periodo larvario afincado en Baleares pero su presencia cae en las estadísticas en la última década, estabilizándose en los últimos años.
El control de estos datos permiten a organismos internacionales asesorar a quienes rigen las políticas de pesca (ya sea por cuota o no) y controlar el número de ejemplares que salen del mar. Eso puede evitar dejar al borde de la extinción a alguna especie, como ya ha pasado antes.
La pesca en Baleares provee entre el 15 y el 17% del pescado que se comercializa en la propia Comunidad. En cuanto a la pesca recreativa, 1 de cada 10 personas pesca por ocio en países desarrollados, eso supone 5 veces más que el número de pescadores profesionales.
Las artes menores y el arrastre son las técnicas más utilizadas por la pesca hoy en día. Según el Informe del Mar Balear de la Fundación Marilles, el sector pesquero balear se encuentra en declive desde los años 50. Desde entonces han reducido el número de embarcaciones un 78% en Baleares y un 90% las tripulaciones y, sin embargo, en Menorca, en 2019 la flota profesional de artes menores aumentó en 17 embarcaciones respecto al año anterior.
