En menos de un mes Baleares ha pasado de una incidencia de menos de 50 casos de Covid por cada 100.000 habitantes en 14 días a ir lanzados hacia los 1.000 casos diarios.
Estamos en plena deflagración de la explosión ocurrida en junio. Las cuatro olas anteriores dan suficiente información como para aventurar sin apenas riesgo de error que pronto llegaremos a los 1.000 casos diarios (ayer 864) y que una vez alcanzado el pico de la curva el descenso será mucho más lento que la subida.
Ante este panorama -y con una nueva temporada turística que acabará más pronto que tarde- las autoridades andan más perdidas que nunca. El parón en la desescalada es un hecho y toca poner de nuevo la marcha atrás.
Le vamos a dar al Govern la confianza de que algo habrá aprendido de los 4 fiascos de desescalada anteriores y que ahora, quizás, escuche o asuma alguna propuesta diferente a las aplicadas en las anteriores ocasiones.
Tenemos la mitad de la población vacunada y el estallido de esta nueva ola afecta muy directamente al colectivo de entre 10 y 29 años, los no vacunados. Entonces, quizás convendría estudiar fórmulas mixtas de desescalada que no afecten a toda la población por igual.
Hay varias Comunidades Autónomas que ya aplican -con el visto bueno de la justicia, como Catalunya o Valencia- un nuevo toque de queda. La pregunta es si sería posible un toque de queda con excepciones, o por edades.
Si Catalunya puede aplicar un toque de queda a unas poblaciones sí y a otras no, ¿por qué no un toque de queda para un tramo de edad concreto?. Se puede plantear no como una discriminación a los jóvenes sino como una protección a esos ‘youngers’.
Al fin y al cabo, la enorme dispersión del coronavirus actual se debe a la falta de conciencia, responsabilidad social y empatía con el resto de esos ‘youngers’. Así las cosas, a los que aún no se han infectado convendría protegerlos con un toque de queda para menores de 29 años a partir de las 24.00 horas. No aparece otra solución para acabar con los botellones.
Y es que parece que ha llegado el momento de dejar de ser políticamente correctos con los colectivos entre los que hay más irresponsables. Empezamos la pandemia diciendo que los jóvenes que hacían fiestas ilegales eran una minoría, que pobrecitos han pasado un año muy duro, que si las hormonas, que si su vida social, que si la edad….
Ese discurso ya no se puede mantener. Puede que no sean la mayoría -yo ya lo dudo- pero desde luego no son pocos. Lo vemos cada día en los telediarios. Y además son reincidentes: quedadas en la playa, guitarrita, equipo de música, sin mascarilla, alcohol, y a cientos o miles. En Mallorca, en Cuenca, en Euskadi, en Barcelona, en Galicia y en otros tantos sitios. Cada día. ¿Seguro que son la minoría?. No me salen las cuentas.
Cuando finalizó el confinamiento de 2020, el Gobierno diseñó un plan de desescalada -seguro que nos acordamos- que establecía horarios de salida de casa por edades. La gente mayor -a la que había que proteger especialmente- podía salir en dos tramos de la jornada a darse un garbeo. Los que querían hacer deporte tenían también su franja horaria. No fue del todo mal.
¿No es un buen argumento para pedir el toque de queda a partir de las 24.00 horas para un tramo de edad con el mismo criterio que en 2020?. Negocios abiertos como hasta ahora con clientes mayores de 29 años y con las mismas restricciones que hoy mismo. Y si un menor de 29 quiere estar en la calle o en un establecimiento más allá de medianoche, pasaporte de vacunación entre los dientes.
No es justo que paguemos todos el pato de las fiestas de otros. No es justo que no protejamos a los jóvenes que aún no se han contagiado.
Si a estas alturas de la lectura le ha quedado a usted la idea de que estoy discriminando a los jóvenes, no deje de observar que una vez eliminada la obligatoriedad de la mascarilla la mayoría del personal adulto la sigue utilizando. Ahora mire el telediario y espere a la crónica de cómo fue la madrugada por todas partes. A estas alturas, el ‘younger’ que no respeta es porque no le da la santa gana.
no olvidemos que las formas severas son excepcionales en los jóvenes.
el número de contaminaciones son tantos equivalentes a la primera dosis de vacunación, por lo que esto permitirá 1 / el ahorro en estas dosis y 2 / las dosis que se pueden administrar a los países que carecen de ellas.