Frutas hidratantes y de todos los colores, verduras en su punto óptimo de maduración, pescado fresco, agua fría en la nevera … El verano es rico en alimentos saludables y se presta a comer más ligero. Sin embargo, durante las vacaciones subimos de peso.
Si hemos vuelto de las vacaciones con algún kilo de más, corregir el problema es sencillo, pero no necesariamente rápido. Del mismo modo que los kilos se ganan con una rutina, la pérdida también requiere unos hábitos. Hay unas indicaciones básicas para cuidar nuestra alimentación, nuestra salud y nuestro peso de manera habitual:
Basar la dieta en alimentos de origen vegetal, como frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, frutos secos y aceite de oliva virgen. La pasta, el pan y el arroz, si son integrales, mejor.
Consumir frutas y hortalizas de temporada. Son sanas, económicas y deberían formar parte de nuestra dieta habitual.
Limitar el consumo de grasas. Es importante limitar (no eliminar) la cantidad de grasa de nuestra dieta y asegurarnos de que la que tomamos es saludable. Las grasas “buenos” (los presentes en el aceite de oliva virgen, los frutos secos, las semillas, el aguacate o el pescado azul), aportan ácidos grasos esenciales y vitaminas liposolubles que el cuerpo no puede sintetizar por sí solo.
Moderar el consumo de carne. Menos carne roja y más pescado. El pescado azul es especialmente saludable. En cuanto a la carne roja, es mejor elegir cortes magros y evitar embutidos. El huevo es una excelente fuente de proteína, y es sano.
Eliminar las bebidas calóricas. El agua es la bebida más saludable que existe.
Evitar la bollería, los dulces y los productos hiperprocesados. No tienen interés nutricional, pero sí muchas calorías.
Elegir lácteos simples, como la leche o el yogur natural.
Moderar la ingesta de comida. Hay que huir de las comidas copiosas.
Incrementar la actividad física. Para no aumentar de peso, tenemos que gastar más calorías.
.- Este es un artículo de consumer/eroski.com y AMIC para Menorcaaldia.com