Hubo un tiempo en el que se consideraba a estos elementos de la naturaleza un familiar más del reino vegetal pero, teniendo en cuenta sus características y que no utilizan clorofila, está claro que necesitan su capítulo aparte.
En Menorca son apreciadas varias especies que surgen de nuevo cuando las condiciones meteorológicas lo permiten para goce de los buscadores y de los gourmets. A veces ambos criterios coinciden en la misma persona. Si hablamos de esclatasangs, rovellones, níscalos (Lactarius deliciosus), su eclosión se suele dar pasados unos 35 – 40 días desde unas primeras y abundantes precipitaciones (de aproximadamente unos 20 litros por metro cuadrado).
La temperatura óptima para el desarrollo de los hongos se encuentra entre 25 y 30ºC y el límite máximo entre 40 y 45ºC. De manera artificial y controlada ya hay empresas en Menorca que producen todo el año diversos tipos de hongos comestibles. Simplemente generan las condiciones necesarias y, como si regaran una planta, van cuidando el desarrollo de los hongos.
Entre el clima y las setas existe una estrecha relación. Los expertos buscadores de setas, que conocen cómo recolectarlas, dónde encontrarlas y que respetan los espacios en los que van a buscarlas perciben esos cambios meteorológicos hasta el punto de adivinar cuándo es el momento de salir a buscarlas.
Es premonitorio que se hayan producido días de lluvias intensas y copiosas en la isla pero hay que permitir que el proceso de desarrollo de los hongos siga su curso.
Cuando encontramos una seta o grupo de setas que nace en un determinado lugar, es importante que recordemos dónde estamos puesto que el año próximo sería normal que volviéramos a encontrar setas allí mismo. Las fructificaciones de los micelios se reproducen asociados a una tipología de terreno, de la flora circundante, del gérmen que hace aflorar esas setas,… son muchos elementos que deben darse para que las setas salgan a la luz.
La tecnología está aliándose con muchos buscadores de setas puesto que antes de la era Internet, donde se intercambian conocimientos y datos, si querías saber dónde había setas no quedaba más remedio que descubrirlo por tí mismo. Y las zonas donde proliferaban las setas eran secretos muy bien guardados para evitar que otros buscadores se adelantaran.
Hoy en día, tenemos información precisa y actualizada de estaciones meteorológicas y pluviómetros de los lugares que nos gusta frecuentar en nuestras salidas al campo. Saber interpretar los datos que recojamos de estaciones meteorológicas y de pluviómetros resulta ventajoso, sobre todo si conocemos los ciclos de cada seta comestible que estemos buscando.
Los datos que hay que controlar son temperatura, viento, lluvia y humedad atmosférica.