Mahón vive su segunda jornada grande de las fiestas de la Mare de Déu de Gràcia desde primera hora de la mañana. Diana y repique de campanas y la “qualcada” formándose para iniciar el protocolo, recorriendo las calles de la ciudad, bastante más silenciosas pero nada solitarias, con muchas personas saliendo al paso de los “cavallers” que regalaban las primeras cabriolas y las primeras sonrisas.
También los los Gigantes se han sumado a la fiesta, arrancando con su música y sus bailes, a los más perezosos entre las sábanas, cruzándose la variopinta comitiva con personas, muy arregladas, que se dirigían hacia la plaza Constitución para asistir a la llegada de la imagen de la Virgen que ha sido trasladada desde la ermita para la “Misa de Caixers”.
Y tras la celebración presidida por el “caixer capellà”, el momento del jaleo, que se ha demorado hasta las 13.49, aunque los caballos ya habían empezado a entrar en la plaza repleta de gente, dispuesta a disfrutar de los saltos de los caballos, de la música de la banda o de brindar con amigos y enlazarse en un abrazo de camaradería continuo, sin que el calor haya sido obstáculo para ello.
El jaleo se ha prolongado hasta media tarde, interrumpido por algún susto- incluida la evacuación de una de las personas del palco pasadas las cuatro y media- y tras el reparto de las cañas verdes, la “qualcada” se ha retirado dispuesta a tomarse un merecido descanso, en la “beguda” ofrecida por el Ayuntamiento. El bullicio de las personas que llenan la plaza ha sustituido la música de la Banda de Es Migjorn, en espera del “Volem Vi”, para el que se han dispuesto 250 botas de vino, y de la samba, que ha empezado con el “Es Mahón”, a modo de preludio a las seis y veinte.