¿Qué diría de los dirigentes populares que siempre confiaron en usted, aunque algunos ahora ya no estén?
En primer lugar, hay un sentimiento de gratitud hacia todas las personas que me dieron una oportunidad en algún momento de mi vida y que apostaron por mí. En algunos casos, la relación política que existía se ha acabado, pero continúa habiendo una buena relación a nivel personal, por ejemplo con Biel Company o con Pablo Casado. Yo siempre digo que la política, en general, al final muchas veces es cruel.
¿Cómo se definiría usted como política?
Yo me considero una persona libre, que milita desde muy joven en un partido que siempre me ha permitido decir lo que pensaba. Nadie me ha dicho nunca lo que tenía que opinar, si bien, evidentemente, hay siempre una posición de partido. Ahora mismo, me considero también una persona privilegiada, por tener la confianza de los militantes para ser su presidenta hasta el momento en que ellos consideren oportuno. Así pues, me siento agradecida y emocionada. Desde mi actual responsabilidad, trabajo para esos afiliados y para los ciudadanos de Baleares, y quiero que mi trabajo siga hablando por mí.
Con el actual Govern no hay ninguno de los grandes ítems de esta Comunidad que haya mejorado en los últimos siete años. No tenemos una mejor financiación autonómica, la sanidad pública está colapsada a pesar de contar con más presupuesto que nunca y el precio de la vivienda se ha convertido en un problema capital
¿Qué balance hace de este último año?
Empezaré por el balance personal, que considero muy positivo. Yo diría que ha sido el año más intenso de mi vida. Hace doce meses, por estas fechas, estábamos preparando el congreso regional. Paralelamente, seguía trabajando en Madrid como diputada. Poco después, quedé embarazada, con un embarazo que ha sido muy bueno y que me ha permitido trabajar hasta prácticamente una semana antes de que naciera Blanca, el pasado 12 de mayo. Por tanto, ahora tengo un motivo más para estar ilusionada y para luchar. Como sabe, se llegó a poner en duda si sería capaz de seguir liderando el PP balear estando embarazada, pero al final se ha demostrado que era posible seguir trabajando, como lo es también cada día para miles de mujeres que, como yo, son madres y son profesionales.
¿Y a nivel político?
Considero que el balance también es positivo, pues de aquel congreso regional salió un mensaje de unidad como hacía muchos años que no lo había en el PP balear. Esa unidad se puso además a prueba en el momento más complicado que hemos pasado a nivel nacional, con una crisis que sacudió nuestros cimientos como partido. Ahí demostramos que esa unidad no era un eslogan, sino algo real desde las bases hasta todas las direcciones locales, insulares y regionales. En cuanto a la citada crisis —que culminó con la renuncia de Pablo Casado—, la hemos sabido resolver con una madurez sólo propia de los partidos que están llamados a gobernar y a ser una alternativa, con una nueva dirección nacional que además confía plenamente en que el cambio que se ha producido ya en otras comunidades autónomas se producirá también en Baleares.
Yo he ofrecido a la presidenta Armengol diversos pactos, pero siempre he encontrado una barrera
¿Cuál es el modelo de renovación en el que usted cree para el PP balear?
Yo cuento con todas aquellas personas que quieran sumar, que quieran cambio y que aporten lo mejor de ellas mismas, pues estamos llamados a gobernar las principales instituciones de Baleares a partir de 2023. Es evidente que en los partidos se necesita renovación, una renovación que nosotros hicimos ya en julio del pasado año, pero también se necesita experiencia. La combinación perfecta de estas dos características hace que un partido pueda ser alternativa de gobierno. Por otra parte, no creo en cuotas territoriales. En mi equipo tengo a gente de Menorca, de Ibiza, de Formentera, de Mallorca, de Palma o de la Part Forana, pero no porque sean de un determinado lugar, sino porque son los mejores en las áreas que gestionan.
Nuestras puertas están abiertas a los que un día se fueron, a los que un día decepcionamos, a los que nunca se han acercado a ninguna opción política o a los que estaban en otros partidos y quieren volver ahora a esta casa
¿Destacaría algo más en ese sentido?
Nosotros queremos construir un Partido Popular de amplias mayorías y múltiples sensibilidades, un partido en el que la mayoría de la sociedad de Baleares se vea reflejada. Por ello, nuestras puertas están abiertas a los que un día se fueron, a los que un día decepcionamos, a los que nunca se han acercado a ninguna opción política o a los que estaban en otros partidos y quieren volver ahora a esta casa. Si una persona cree en un proyecto de centralidad, de moderación, liberal y de reformas, el PP es su partido. También me gustaría hacer un llamamiento a todos aquellos que votaron a otras formaciones políticas y que han visto que esas formaciones han sido incapaces de gestionar, han confundido gastar mucho con gestionar bien y no han resuelto ninguno de los problemas con que se encontraron hace siete años, cuando llegaron al Govern.
¿Considera entonces que en Baleares no ha habido ninguna mejora desde 2015?
Yo diría que no hay ninguno de los grandes ítems de esta Comunidad que haya mejorado desde entonces. Hoy por hoy, no tenemos una mejor financiación autonómica, la sanidad pública está totalmente colapsada a pesar de contar con más presupuesto que nunca y el precio de la vivienda se ha convertido en un problema capital. Lo único que funciona es el sector turístico, que es lo único que la presidenta del Govern querría que no funcionase. Francina Armengol lleva pregonando desde hace siete años un cambio de modelo que, evidentemente, no se ha producido.
¿Qué nos puede avanzar de los posibles pactos futuros del PP en Baleares?
Yo siempre he dicho lo mismo. Trabajo para construir un proyecto para las mayorías y pretendo tener una mayoría suficiente para gobernar y hacerlo en solitario, para poder aplicar así nuestro programa electoral, que creo que es el mejor. Salimos a ganar y a gobernar, y eso se logra ganando. Como sabe, hace un mes y medio he vuelto a ser madre de nuevo. Ya me he reincorporado a mi trabajo en el partido porque así lo he decidido libremente, pero evidentemente ello supone una serie de renuncias y de sacrificios personales muy importantes. Si los hago, es porque creo en este proyecto, en el compromiso que adquirí con mi partido y también con los ciudadanos de Baleares, que pienso que quieren un cambio tranquilo y moderado.
A mi no me encontrarán nunca haciendo confrontación en materia lingüística, ni desde un extremo ni desde el otro
¿Qué propone con respecto al Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones?
Nosotros queremos que quede claro nuestro compromiso irrenunciable de que si gobernamos a partir de 2023, este impuesto será historia a los pocos meses. En concreto, eliminaremos dicho impuesto entre padres e hijos, entre abuelos y nietos, y entre cónyuges de un matrimonio. Además, lo eliminaremos o lo rebajaremos progresivamente entre familiares de segundo grado. No es un tema de derechas o de izquierdas, o de ricos y no ricos, pues afecta sobre todo a las clases medias y a las rentas medias, es decir, a personas que a lo largo de su vida han hecho muchos sacrificios para dejar un poco de herencia y para que nosotros podamos vivir hoy un poco mejor. Este impuesto es injusto económicamente y confiscatorio. Recuerde que a lo largo del último año más de dos mil familias han tenido que renunciar a su herencia en Baleares por ese motivo.
¿Cuál es su posición en relación al catalán?
Defiendo lo que dice el Estatuto de Autonomía, que hay dos lenguas oficiales que coexisten en esta Comunidad. Defiendo el artículo 35 del Estatuto, que habla de cómo se han de potenciar y defender las modalidades insulares, que son una riqueza que no podemos perder. Defiendo que las lenguas no son un patrimonio político de nadie ni tampoco una herramienta de confrontación, sino una herramienta de entendimiento. A mí no me encontrarán nunca haciendo confrontación en esta materia, ni desde un extremo ni desde el otro. Por formación académica, soy traductora e intérprete. Por tanto, para mí las lenguas son un tesoro. Cuanta más riqueza lingüística tenga una persona y una comunidad, mejor. Las lenguas han de ser una herramienta de equilibrio, no de exclusión, ni por una parte ni por otra.
¿Cómo valora la Ley de Educación del Govern?
Nosotros intentamos llegar a un gran pacto educativo con el Govern, que es lo que nos piden las familias y la comunidad educativa. Pero cuando estaba todo pactado y cerrado —PP y PSOE habían acordado inicialmente que el castellano sería reconocido como lengua vehicular—, Francina Armengol quiso que la Ley de Educación fuera una “ley de lenguas” y que no se cumpliera en las escuelas de las Islas algo tan simple como que se garantice un 25 por cien de la educación en lengua castellana, que es, por otra parte, lo que marcan las sentencias. Los ciudadanos tienen unos derechos que se han de respetar, pero hace mucho que la presidenta del Govern abandonó la centralidad. Nosotros, en cambio, no nos movemos de esa centralidad, de ese equilibrio y de ese bilingüismo cordial que defiende el presidente del partido, Alberto Núñez Feijóo.
Pese a las discrepancias, el PP y el PSOE parecen casi siempre dispuestos a tender puentes…
La verdad es que mi partido en ocasiones lo ha tenido muy difícil, pues tanto el PSOE como las formaciones que le dan su apoyo han atravesado muchas veces determinadas líneas rojas e incluso han destrozado vidas personales, por ejemplo con acusaciones infundadas a compañeros de mi partido. Y luego, cuando se ha demostrado la inocencia de esos compañeros, no ha habido nunca una rectificación ni nunca se ha perdido perdón. Yo no quiero que el PP pueda llegar a ser también así. Mire, yo reconozco que en los debates parlamentarios soy dura, pero siempre desde la moderación.
Los periodistas podemos dar fe de esa dureza…
Sí, sí —sonríe abiertamente—. Personalmente, creo que ser moderado no significa no defender tus principios o no hacerlo con vehemencia; pero siempre he intentado no atravesar la línea del ataque personal. Y si alguna vez lo he hecho, me he equivocado y he pedido perdón. Creo, desde el respeto, que a este Govern se le pueden hacer críticas políticas duras. Al mismo tiempo, también procuro que tras cada crítica haya una propuesta alternativa. Pero insisto, nunca se debe recurrir al ataque personal, la descalificación o la falta de respeto. Al fin y al cabo, desde puntos de vista diferentes, todos los partidos trabajamos para los ciudadanos de Baleares.
¿Por qué no ha sido posible que el PP haya llegado a acuerdos con el Pacte en este mandato?
Mire, yo he ofrecido a la presidenta Armengol diversos pactos, pero siempre he encontrado una barrera, siempre. Como le comenté ya, le ofrecimos un pacto por la educación, que la presidenta rompió de manera unilateral. También le ofrecí un acuerdo para mejorar la financiación de Baleares, pero tampoco lo aceptó. Asimismo, le ofrecí un gran pacto por el turismo, para nuestra principal industria, y su respuesta fue la de hacer una ley sin consensuar. Igualmente, le ofrecí un acuerdo en materia de fondos europeos, pero no sólo no contestó a esa propuesta, sino que además, tal como nos temíamos, los fondos europeos no están llegando a las empresas y a los autónomos de Baleares.
Nadie me ha dicho nunca lo que tenía que opinar, si bien, evidentemente, hay siempre una posición de partido
¿La crisis económica es hoy la principal prioridad?
Efectivamente. El problema no es sólo la elevada inflación actual, pues, además, las previsiones económicas cada vez son peores. Por eso, desde hace meses le estoy ofreciendo a Francina Armengol un acuerdo económico, que supondría bajar impuestos. Y si la presidenta no tiene el apoyo de sus socios para bajar impuestos, yo le doy el apoyo del Partido Popular. Ahora toca bajar impuestos. El Govern no puede seguir diciendo “no” a una medida que necesitan las familias y que necesitan las empresas. Armengol tiene la propuesta del PP sobre la mesa, para que la coja y la pueda aplicar si es que su problema es que no sabe cómo actuar ahora.
¿Qué tipo de política cree que debería hacerse en el actual contexto?
Creo que ahora más que nunca hemos de ser responsables y que la labor de los políticos ha de ser ofrecer confianza y estabilidad, huir de las estridencias, ofrecer cambios tranquilos y gobernar desde la centralidad, la moderación y la gestión. Es cierto que en los últimos años los extremismos de una parte y de otra cogieron fuerza. También es verdad que los políticos populistas, que son aquellos que gritan mucho y que prometen soluciones sencillas para problemas complejos, han tenido atractivo en momentos determinados, pero ahora la situación ha cambiado. Yo creo que los ciudadanos de Baleares tenemos más puntos en común que diferencias que nos separan, a pesar de que hay partidos que siempre quieren poner el acento sobre estas últimas. Por eso, tenemos que buscar hoy más que nunca aquellos puntos que todos tenemos en común.
Más allá del actual contexto político, ¿qué cree que nos puede deparar el futuro más inmediato?
Yo creo que el futuro es hoy más incierto que hace unas décadas. Cuando todo es tan cambiante como lo es ahora, pienso que todos nos preocupamos un poco más por el mundo actual y también por el que dejaremos a nuestros hijos. Como sabe, tengo un niño de nueve años y una niña que ahora tiene apenas un mes y medio. Cuando la miro y la veo a veces tan indefensa me pregunto: “¿Qué mundo te encontrarás?”.
*Una entrevista de Josep Maria Aguiló (Mallorcadiario.com)