Lavarse las manos, salva vidas. Esta frase corresponde a una campaña muy anterior a la llegada de la pandemia. En aquel entonces se quería reforzar la idea de que viajan multitud de gérmenes en nuestras manos a diario y que ejercemos de transmisores de éstos por doquier, facilitando el contagio de todo tipo de enfermedades. La gripe fue el gran culpable de que se incidiera en este eslogan y en su significado. Con la llegado del COVID 19 adquirimos el hábito de utilizar geles hidroalcóholicos para higienizar de manera rápida y eficaz nuestras manos pero, ¿y hoy?
Los geles siguen disponibles en la mayoría de los lugares donde se congrega una gran cantidad de personas pero, de la misma manera que son muchos menos aquellos que utilizan mascarilla, también son menos los que se dan un repaso a la higiene de las manos.
Ahora, en plena temporada turística, el aumento poblacional de Menorca es evidente y la mayoría de los establecimientos hoteleros y de hostelería tienen a disposición métodos para que los clientes puedan higienizar sus manos. Pero no todos funcionan igual de bien.
En los baños, los secadores de manos son (en su mayoría) ineficaces contra una buena higienización. Un estudio anterior a la llegada del COVID advirtió que los secadores de manos que no tienen un filtro incorporado ejercen de difusores de bacterias, es decir, según el modelo de aparato, en lugar de ayudar a limpiarnos y secarnos las manos, ejerce casi el efecto contrario.
Un gran número de aparatos tienen pocas revoluciones y no consiguen secar de manera eficiente. Otros son muy potentes pero no filtran el aire, o sea que no convienen. Utilizar toallas de papel o de tela son alternativas a tener en cuenta, aunque aquí podemos abrir el debate de la sostenibilidad. El caso es que si pretendemos una buena higiene de manos (y sigue siendo necesaria) hay que considerar seguir utilizando geles a las entradas de los establecimientos públicos, lavarse las manos a menudo utilizando buenos sistemas de secado y recordando que (y nunca mejor dicho) convertirnos en transmisores de posibles enfermedades está en nuestras manos.