Este próximo lunes 25 y tras salir de la misa, muchos jóvenes estarán en la Calle Victori de Es Castell esperando celebrar “sa davallada” a la Plaza Explanada para que comience el jaleo. En este tramo de unas pocas decenas de metros se agolpa la juventud para sentarse en el suelo, cantar canciones y hacer fiesta. Una sana costumbre que retrasa el inicio del jaleo puesto que banda, autoridades y los propios jinetes están “atrapados” por esta práctica. El lento avance de la comitiva bajo el sol tiene otra derivada; la gente clama a los vecinos de los balcones de las casas de este punto del pueblo para que les refresquen. Piden agua, como una cantarela que es una invitación a participar también de la fiesta y, claro, los vecinos les riegan con agua. En distintas formas; hay quien lanza un cubo de agua, hay quien saca la manguera y moja a la gente, hay quien lanza polos de hielo,… El caso es que la gente no se fría bajo el sol y el calor humano que se reúne a la altura del asfalto.
Esto podría estar directamente en contra de lo que pide el Ayuntamiento (no solo de Es Castell). El momento que vivimos de sequía y de falta de agua para todo el mundo hace que esta tradición, que quizás tiene unas pocas décadas, se pueda mantener tal y como la conocemos.
Es difícil decirle a los vecinos de Es Castell que no pidan agua. Es difícil pedirle a los vecinos que no respondan al llamamiento de quienes padecen el calor de estar en primera línea de esta “davallada”.
Entonces, ¿qué?. Lo más probable es que este año vuelva a haber agua, se cante, se remoje al personal y que la fiesta cumpla con lo previsto. Pero habrá que ir pensando en algunos cambios. Uno de ellos es el de moderar la cantidad de agua. Una cosa es refrescar a los que piden agua allá abajo y otra inundar la calle. Por otro lado, la imaginación y la originalidad siempre han resuelto bien estos temas. Ofrecer un polo refrescante a los vecinos, como ya hacen desde algunos balcones, en lugar de lanzar cubos y cubos de agua podría resolver bien parte del problema. De hecho se lanzan hasta pelotas de playa o elementos con los que la ciudadanía vive intensamente este momento de la fiesta, sin tener que agotar recursos. Cualquiera podría proponer el uso de agua depurada en lugar de la del grifo. En algunas zonas de Es Castell aún hay quien no puede beber agua del grifo porque tiene demasiados nitratos. Quizás, esa agua que no se puede beber se podría utilizar para refrescar a la gente.
En otras fiestas de Menorca que vienen pronto en el calendario se estilan otras prácticas en las que el agua tiene su protagonismo. En la parte final de las fiestas de Sant Climent hay una fiesta en la que se refresca a niños y mayores lanzándoles el agua de un camión cisterna. Muy refrescante pero, ¿adecuado tal y como están las cosas hoy con este recurso?
Quizás tengamos que ser originales y empezar a pensar en poner dispensadores de nubes de vapor de agua (nebulizadores). Esto ya está inventado y consigue rebajar de manera importante la temperatura de una terraza o zona exterior con un gasto relativamente bajo de agua. Son un sistema que apenas gasta energía y agua. Un nebulizador con 6 toberas de 0,3 mm consume aproximadamente 3 litros de agua por hora. Además de reducir hasta 10ºC la temperatura ambiental, los sistemas de nebulización para terraza y jardín aportan un mayor grado de humedad al ambiente. No es como que te tiren un cubo de agua pero supone un gran ahorro.
El problema no es la falta de agua en sí, es la gestión del agua y la falta de infraestructuras al respecto… en Menorca el invierno fue muy seco y la primavera ha sido “normal”, pero veniamos de un otoño EXCEPCIONALMENTE lluvioso… en el aeropuerto de Menorca se registraron casi 490ml, casi el triple de lo normal, fueron lluvias espaciadas en el tiempo y por tanto, de haber tenido unas infraestructuras correctas, esa agua se hubiese gestionado mucho mejor… eso hay que saberlo, y hay que denunciarlo, en Ibiza tienen varias desaladoras, en Menorca tenemos solo una y nadie dice nada…