Imaginemos que en la página 14 del libro de Mates para Educación Primaria que usan en un pueblo llamado Eñeuno se dice que 2 + 2 = 4 siempre, pero la página 56 dice que el resultado de 2 + 2 puede ser distinto de 4 si quien hace mal el examen es el hijo del alcalde. El profesor no lo tendrá en cuenta y, además, todos los padres protestarán, excepto uno y algún amigo del “uno”, que dirá que no lo sabía y que fue un error administrativo.
Más fácil nos resultará imaginar un reino llamado Eñedos en el que un artículo de su ley principal, el 14, proclama que todos son iguales ante la ley, pero en el 56 dice que hay uno que puede hacer mal lo que el resto está obligado a hacer bien, y figura con el título de “inviolable” para que los jueces sepan que, a ese, ni tocarlo. Muy cucos los autores de esa ley principal, no se atrevieron a llamar “violables” a los no inviolables, consiguiendo así que en el año 1978 millones de personas no se dieran cuenta del truco.
A diferencia de lo ocurrido en Eñeuno, ningún representante de los violables en el gobierno de Eñedos reaccionó hasta pasados más de 40 años, tal como supimos el día 9 de mayo cuando la ex Carmen Calvo dijo que habían pedido permiso al inviolable de ahora para suprimir su inviolabilidad, pero se negó, aunque la noticia no decía “inviolable” sino “Casa Real”.
Es evidente que, en lo importante, el alumnado de Eñeuno sacaría mejor nota que la ciudadanía discriminada de Eñedos pero, ¿hay alguien a quien le importe?