Somos participantes activos en el diseño y rediseño de nuestras vidas. Somos proactivos y a veces reactivos. No hay respuestas, hay opciones y nuestras elecciones son muy importantes para nosotros y las personas con las que nos relacionamos. Y para reconciliarnos con nuestro pasado, no olviden la fórmula cognitiva, que nos rescata narrativamente de: cambiar el “así fue” por así “lo quise yo“.
La vida no es terrible y la muerte no es lo peor: la muerte es sorprendentemente la noticia más previsible, pero paradójicamente siempre nos afecta el cómo y el cuándo. Lo peor de la muerte es que te amargue la vida. Un respeto cuidadoso hacia la muerte puede ayudarte a asegurar una vida fértil , no solo para ti mismo sino para cuantos te rodean. Respeto y no miedo, nuestra muerte está en el futuro así que si temes a la muerte es que temes al futuro.
¿Además si nos preocupaba donde estábamos cien años antes porque nos aterra donde estaremos cien años más tarde? Como dice el poeta somos el tiempo que nos queda por vivir y siempre hay que recordar que nadie sale vivo de la vida, porque vivir solo cuesta la vida. La existencia no tiene meta, es simplemente un viaje.
Como dice el poeta “muere lentamente quien pasa los días quejándose de su mala suerte o la lluvia incesante”. Os propongo un pacto ecológico: aquí y ahora cuidemos el ambioma y nuestro epigenoma. Controlemos nuestros esfínteres superiores y no contaminemos más el espacio social. Optemos por renuncia a la rumuropatia. Al fin y al cabo, como decía, Cioran, nos confesamos cuando hablamos de los demás. Media hora quejorreica a la semana y treinta minutos SEMANALES para despellejar al prójimo ¿Nos comprometemos?
Les deseo un buen estrés posvacacional. Ah y recuerden aun, aquí y ahora que estamos en derrota pero nunca en doma.
In memoriam de la dra. Nieves de Meer
Tuve la suerte y por eso estoy agradecido con la vida, de compartir muchos tiempos, momentos y experiencias con mi colega Nieves. Ante su terrible enfermedad su resiliencia fue mayúscula. Mantuvo su ánimo, sabiendo que los dados estaban ya tirados, con ese coraje que definió siempre su vida. Su creatividad fue poliédrica y polifacética y fue un referente en el mundo sanitario y en el sindicalismo médico balear. Sinceridad, compromiso e implicación. Siempre de frente y contra corriente. Fue la adalid del SUAP a cuyos compañeros defendió siempre con su gran espíritu combativo.
Con la muerte se acaba la biografía pero el tren de la vida sigue. Por eso su legado y su ejemplaridad seguirán en el espíritu de Simebal, al que siempre representó al máximo nivel.
Ahora, para elaborar el duelo, (donde no cabe atajos), me acompañó mucho con las reflexiones del gran Facundo Cabral, que sostiene que la muerte no puede parasitar nuestra vida.
“La vida no te quita cosas: te libera de cosas… te alivia para que vueles más alto, para que alcances la plenitud. De la cuna a la tumba es una escuela; por eso, lo que llamamos problemas, son lecciones. No perdiste a nadie: El que murió, simplemente se nos adelantó, porque para allá vamos todos. Además, lo mejor de él, el amor, sigue en tu corazón.
No hay muerte… hay mudanza.
Nieves allí donde estés (seguro que muy próxima a Dios), seguro que la armarás defendiendo el convenio colectivo de los ángeles.
Mi memoria y mi agradecimiento amiga.
Todavía estáis a tiempo para generarse un buen estrés posvacacional
Ah y recuerden: aun, aquí y ahora que estamos en derrota transitoria pero nunca en doma.
… la muerte es simplemente el fin, la ausencia de vida en cuanto se nos cierra la ventana… volvemos al mismo sitio del que vinimos cuando no existíamos, es decir, a la nada… es de cajón, no hay vida tras la muerte, porque no la había antes de la vida, no hay puertas giratorias ni correderas ni nada… y por supuesto tampoco hay dios ni tonterías de esas, es un invento del intelecto humano para hacernos un poco más llevadero el miedo a la muerte… pero como somos ya mayorcitos, deberíamos empezar ya a asumirlo, no sólo que vamos a morir, preparándonos para ello como una despedida final y definitiva, sino también dejar de engañar al personal con memeces de angelitos querubines en nubes de algodón mecidos por un viejo de barba blanca… dejad pues de tratar a la Humanidad como menores de edad, que estamos en el siglo XXI… carajo…
El todo deja rastro y memoria no siendo suma de las partes pues en definitiva es informático como un ADN que perdura…contra viento y marea.