Es posible que conozca a alguien que hoy en día escriba una felicitación de Navidad o una carta para compartir los mejores deseos y la envíe por correo postal. Pero también es extremadamente raro. Hoy en día la gran mayoría escoge un modelo de felicitación impersonal pero divertida y la re-envia a sus contactos. La manera en la que nos llega una felicitación navideña o unos buenos deseos no es tan importante como la manera o el soporte en el que lo haga. Pero en el pasado, la tecnología tenía unos límites que se ponían en evidencia en esos días punta que estamos a punto de alcanzar en el calendario; las Navidades.
Los ingenieros en comunicaciones tienen el pulso tomado al calendario y, por previsible, ya toman las medidas necesarias para que no ocurra como algún fin de año en el que se bloqueaban los sistemas. No es normal que todos los humanos hagamos la misma cosa en el mismo momento. Así es como, según decía el personaje ALF en un episodio de esa serie de los años 80, tuvieron que emigrar porque su planeta explotó cuando todos los de su especie encendieron el secador de pelo en el mismo momento.
El incremento de la capacidad de los servidores, así como los de las antenas y mayor capacidad de los dispositivos hacen más improbable que se sature la red. Sin embargo, hay que tener en cuenta otros factores.
Si nuestros dispositivos móviles han ido acumulando mensajes (especialmente fotos y videos) a lo largo de las fechas navideñas, al llegar a Nochevieja podemos tener la capacidad al límite y, en un teléfono con poco margen de almacenamiento, puede ser que no nos lleguen más mensajes o que produzcan un mal funcionamiento de nuestro smartphone.
El siguiente paso, la llegada del 5G en la telefonía móvil, permitirá que cerca de un millón de dispositivos puedan conectarse a la vez por cada kilómetro cuadrado y con velocidades de entre 100 Mbs y 1 Gbps. Ahora bien, si quieren escribir una carta o una postal, el receptor seguro que se quedará gratamente sorprendido.