Las investigaciones de grupos de científicos de todo el mundo llevan años intentando entender cómo funcionan los procesos que acaban con la vida de unas células, de cómo éstas pueden volverse tumores cancerígenos o de cómo revertir el proceso. El estudio continuado ha ido dando pasos esperanzadores y, aunque a día de hoy no hay fórmula mágica ni taxativa para frenar en seco estos procesos, sí que se está avanzando.
Cada pequeño paso supone una gran victoria puesto que se coincide en que se va en la buena dirección.
El análisis del funcionamiento de las proteínas es fundamental y ya está permitiendo que se le corte el paso a células malignas. Los tratamientos de inmunoterapia están resultando el gran arma de batalla de esta lucha.
La inmunoterapia es un tipo de tratamiento contra el cáncer que estimula las defensas naturales del cuerpo para combatirlo. Utiliza sustancias producidas por el organismo o en un laboratorio para mejorar el funcionamiento de su sistema inmunológico y destruir las células cancerosas.
El sistema inmunológico conlleva un proceso complejo que el cuerpo utiliza para combatir enfermedades. Este proceso involucra células, órganos y proteínas. El cáncer suele desplazarse hacia muchas de las defensas naturales del sistema inmunológico, lo que permite a las células cancerosas continuar creciendo.
Diferentes tipos de inmunoterapia funcionan de distintas formas. Algunos tratamientos de inmunoterapia ayudan al sistema inmunológico a detener o ralentizar el crecimiento de las células cancerosas. Otros ayudan al sistema inmunológico a destruir las células cancerosas o impedir que el cáncer se disemine a otras partes del cuerpo. Los tratamientos de inmunoterapia se pueden utilizar en monoterapia o en combinación con otros tratamientos contra el cáncer.
Los hay de diferentes tipos: Anticuerpos monoclonales y tratamientos agnósticos del tumor, como inhibidores de puntos de control, también está la terapia con virus oncolíticos, la denominada terapia con células T o las vacunas contra el cáncer.
Como sucede con otras tantas cosas, no se trata de encontrar una única solución al cáncer o al envejecimiento si no combinar las mejores soluciones en función de que conozcamos mejor cómo funcionan las células. Al reactivar las defensas de un organismo, la mayor parte del trabajo ya está hecho. En este sentido, no podemos otorgarle todo el mérito a una mejor alimentación que nos aporte las proteínas que necesitamos pero sí tiene una gran relevancia. Añadamos el componente psicológico. No hay cuerpo sin mente y si fortalecemos nuestra mente (actitud, ánimo) podemos estar ayudando a nuestro sistema inmune contra la enfermedad y el envejecimiento.
Una de los nuevos campos de investigación sobre esta materia es el microbioma. El microbioma es la comunidad de microorganismos (como los hongos, bacterias y virus) que existen en un entorno en particular. En los seres humanos, el término se utiliza con frecuencia para describir los microorganismos que viven en o sobre una zona particular del cuerpo, como la piel o el tracto gastrointestinal.