Ni el cansancio acumulado tras dos jornadas de bullicio ni el retraso con que comenzó hicieron mella en el éxito del desfile de carrozas con el que Alaior pone el punto y aparte a sus fiestas de Sant Llorenç. En esta ocasión, y van 44, el despliegue de ingenio y creatividad se inspiró en los sistemas de comunicación y su evolución a lo largo del tiempo.
Más de 700 personas conformaron una caravana en la que las palomas mensajeras y las señales de humo convivieron armoniosamente con las nuevas tecnologías, representadas por terminales informáticos más o menos modernos y los inevitables emoticonos sin los cuales difícilmente entendemos nuestros mensajes de móvil. Música y color, siempre presentes en un desfile que protagoniza, un día después, todas las conversaciones…