Mensaje de ambición de España en el segundo partido del Eurobasket y victoria contundente, incontestable ante Turquía (77-104). El acierto exterior y el dominio del rebote determinaron la superioridad de nuestra selección que recuperará energías el lunes en espera enfrentarse a Italia el martes.
Un triple de Sergi Llull abrió el partido, una canasta que se convertía en un mensaje inicial de ambición, de recuperación, en una declaración de intenciones ante un duelo que tras la derrota en el debut ante Serbía adquiría una enorme importancia. Un primer cuarto de buenas sensaciones, de aparición anotadora de Mirotic, de liderazgo defensivo y ofensivo de un Pau Gasol enrabietado. Con Rudy tocado Pau Ribas y San Emeterio asumían más responsabilidad y el 4-11 lanzaba a una selección que con la entrada en pista de Sergio Rodríguez y Felipe Reyes metía una marcha más y desde la velocidad en las transiciones se iba a un 14-22 reducido antes del final de primer cuarto a un ilusionante 18-24.
España jugaba más suelto, alternaba una defensa zonal que definía calles para la salida en contraataque y todos sumaban, Felipe también desde tres, Hernangómez machacando al aro en los descansos de Pau y todo ello al ritmo maravilloso impuesto por ese artista del baloncesto llamado Sergio “Chacho” Rodríguez. El 24-38 del minuto 15 marcaba la máxima con la “segunda unidad” en pista y con el regreso de los referentes descansados la distancia aumentaba a un contundente 26-43 y de ahí al 28-47 y un triple de Pau Gasol para un 28-50 que invitaba a pensar claramente en positivo. Nuestra selección firmaba una primera parte en la que el acierto exterior – 7 triples de 11 intentos – y el dominio en el rebote se convertían en argumentos incontestables y sólo dos despistes defensivos en los segundos finales aprovechados por Ilyasova impedían una diferencia más amplia que el 38-54 final.
Y tras el descanso Turquía quiso sorprender a España con una defensa de ajustes pero la sorpresa sin embargo se la llevó el conjunto otomano con un 0-10 de parcial que disparó el marcador a un elocuente 38-64. Y de ahí al 45-73 en medio de un auténtico festival de baloncesto a cargo de una selección española que interpretaba a las mil maravillabas el concepto de velocidad, de circulación de balón, de equilibrio entre el juego interior y exterior y, algo fundamental, finalizando las acciones con unos porcentajes de acierto extraordinarios. El partido estaba roto con Pau Gasol superando los 20 puntos antes del final del tercer cuarto y España rozando los 30 de diferencia en menos de treinta minutos (56-81).
Con el partido roto, con todo un campeonato por delante, con buenas sensaciones plasmadas en los rostros de los jugadores y técnicos, con la inyección de confianza conseguida, España lejos de relajarse se gustó en los minutos finales y por momentos bordó un baloncesto antológico, con acciones de dificultad ejecutadas desde la sencillez que da la calidad. Y en esos minutos la pareja interior, Felipe y Willy, mostrando una compenetración total, una soberbia eficacia en la pintura y llevando a España a superar los cien puntos.
(Texto: Miguel Panadés – FEB)