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El 20D y las incertidumbres del bipartidismo fraccionado

Una opinión de Lola Maiques Flores

Resultados Menorca Congreso 2015.

A las ocho del 20 de diciembre empezaba la cuenta atrás en buena parte de España. Se esperaba con inquietud e ilusión el resultado de unas elecciones que se habían anunciado como trascendentales, que aventuraban el fin de un ciclo. Cuatro horas después se confirmaba que la ansiada superación del bipartidismo se había trocado en una atomización que anticipa una importante inestabilidad, amén de desmentir la ruptura clara con la alternancia de poder, pues tanto PP como PSOE han seguido siendo las fuerzas mayoritarias, a distancia de las emergentes, y la sensación que ha quedado es que donde antes había dos, ahora hay cuatro.

El más refinado de los dictadores actuales, el mercado, siempre tan receptivo a todo lo que no sea exactamente previsible, ya ha dictado sentencia, con escalada de la prima de riesgo y turbulencias en las bolsas. Y un gobierno en minoría o integrado por diferentes partidos no es nada previsible, el primero porque está sometido a la negociación constante, el segundo porque, pese a asentarse normalmente en un pacto programático, además de gobernar ha de batallar porque las diferencias no arrasen con las semejanzas y cuanto menos lo esperas tienes la crisis sobre la mesa. Un anticipo electoral, algo más previsible, tampoco es del gusto del capital.

En el caso de la Isla, el resultado del 20D se ha vuelto a traducir no sólo en votos y representantes, sino también en incertidumbres -las relativas a la relación Madrid-Menorca se disiparán cuando se conozca la identidad del inquilino de La Moncloa- y certezas en cuanto al comportamiento electoral que podría analizarse incorporando muchos matices pero que en sus trazos gruesos confirman que el PP ha vuelto a ganar, perdiendo apoyos eso sí, y el valor de la experiencia ha otorgado el sillón en el Senado, la discutida cámara de representación territorial, a la que la izquierda menorquina difícilmente llega si no es a través de buenos pactos.

Podemos ha irrumpido con fuerza al calor de su marca, convirtiéndose en alternativa de la izquierda. PSOE y C ‘s tienen un problema, el primero de reposicionamiento y liderazgo, muy grave, el segundo de comunicación y liderazgo, con más margen de resolución. Més-SOM asume una paradójica valiosa posición minoritaria, más valiosa cuanto más local pero insuficiente para proyectar que su voz pueda ser la más adecuada para defender los intereses de Menorca en la capital de España, mientras que el resto de formaciones se anotan una presencia testimonial en comicios en clave nacional.

Así las cosas, Menorca no queda al margen de la tónica estatal, incluso en lo relativo a los partidos nacionalistas que pierden peso (excepción hecha de “clásicos” como PNV y ERC), y asistirá expectante al desarrollo de los acontecimientos en unas elecciones en las que todos, menos Podemos, quizás, han perdido más que ganado y deberán tomar nota para afrontar próximas citas electorales y sus consiguientes opciones de gobierno que se antojan necesitadas de pactos más laboriosos de los que hemos visto hasta ahora.


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