@jlgllagues
Aunque algunas voces ya hablan de brotes verdes y de recuperación económica, lo cierto es que en algunos sectores la crisis aún no ha escondido sus tentáculos. Al menos, no del todo. Aún se pierden establecimientos de restauración. Aún hay menos puestos de trabajo. Y las Balears no escapan a esta tendencia. Así lo confirman los datos de la edición 2015 del informe “La Alimentación en España”, elaborado por técnicos de la empresa pública Mercasa.
Así, si comparamos los registros de la edición del año pasado con los que contenía el mismo documento en 2014 se confirma que un total de 193 restaurantes y bares de las islas bajaron la persiana durante el año 2015. En concreto, se pasó de los 9.101 negocios contabilizados hace dos años a los 8.908 del ejercicio pasado. Las cifras son menores a las de otros años de recesión y todo apunta a que el sector puede ir recobrando poco a poco la salud, pero el enfermo no está del todo curado. A su vez, en el mismo documento se confirma que en las islas también se perdieron un total de 3.350 plazas turísticas, con lo que el sector decidió apretar un poco su oferta.
Media aritmética
El informe de la firma pública Mercasa está avalado por el ministerio de Agricultura y Alimentación y compila una extensa cantidad de datos procedentes de diferentes organismos, como los consejos de Denominación y Origen (D.O) o la Federación de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB). Si cogiéramos los datos globales y realizáramos una media aritmética entre las cuatro islas de Balears –Mallorca, Eivissa, Menorca y Formentera– se confirmaría la perdida de cerca de 50 negocios y 840 plazas en cada uno de los territorios durante el apo pasado. Sin embargo, Eivissa y Mallorca tienen mayores mercados que Menorca y Formentera es un caso especial por diferentes causas. Por ello, esta división no parece muy fiable a la hora de radiografiar las tendencias de cada isla.
Sea como fuere, los sectores hotelero y de restauración parecen recobrar poco a poco a salud, sobretodo en temporada alta. Sin embargo, los datos confirman que la readaptación a los embates de la crisis económica aún no ha parado. Los golpes son mucho menores, pero aún se sufren.