La pasión, la riqueza, el amor, la miseria, el dolor, la emoción, la amistad, la aventura, la historia, la naturaleza, la ternura, el riesgo, la reflexión, la paz … todos los sentimientos, todas las sensaciones, todas las vivencias están en los libros. Todo un mundo formado por palabras y papel o pantalla, capaz de conjugar tiempos diversos, situaciones diferentes, personajes reales o imaginarios que evocan vidas que nunca viviremos y nos animan ir más allá de nosotros mismos.
Fomentar el hábito de la lectura es uno de los mejores regalos que me hizo mi familia. La casa de mis padres siempre estuvo llena de libros y era habitual encontrarnos a mi padre o a mi madre, o a los dos, y tres o cuatro de los hermanos, en el comedor cada uno con su libro. Ahora la mía también está llena de libros y yo, que leo menos de lo que me gustaría siempre intento ser leal a las letras y ellas me acompañan, desde el papel, el móvil o el libro electrónico en las esperas, los aeropuertos , la playa o la montaña o los parques donde llevo a mis hijos.
Estoy segura de que todos los que, como yo, amamos la lectura no seríamos como somos sin todos los libros que hemos leído a lo largo de nuestra vida. Su huella sutil ha configurado nuestra manera de entender y sentir la realidad que nos rodea, y de enfrentarnos al día a día, y por eso esta semana del libro, este Sant Jordi, es muy especial y deseamos que lo que simboliza- el respeto y el amor a la creación literaria, y el placer de disfrutarla- se celebre este año y siempre como se merece.
