Pasaban de las tres y media de la tarde cuando ha concluido la primera jornada del juicio que dirime la responsabilidad de Lluís V.G. en el atropello mortal que costó la vida a dos ciclistas e hirió a otros dos la mañana del 1 de agosto de 2010, en el término municipal de Alaior, y del que el acusado ha afirmado no sentirse responsable.
Lo ha hecho tras la declaración de un nutrido grupo de testigos, entre los que se encontraban el amigo de Ll. V.G, los compañeros de los fallecidos, conductores que coincidieron aquella mañana con un vehículo de las características del que conducía el joven- un Citroen C3- y miembros del dispositivo de emergencias que acudió a lugar del accidente.
El acompañante de Lluís V.G esa noche ha corroborado prácticamente sin fisuras la versión del acusado. También ha afirmado desconocer detalles- como si llevaba los pies en el salpicadero (algo que el acusado había negado en su declaración) o si se durmió- si bien ha aportado un par de detalles que matizaban la declaración de su amigo.
El primero, relativo a su percepción del trayecto entre Ciutadella y el punto donde se produjo el accidente -“muy breve, rápido”- y lo que hizo el acusado tras el atropello. Lluís V.G. había afirmado que salió del vehículo y lo rodeó por detrás para ver cómo estaba su amigo, algo que éste negó.
Por lo que respecta a los conductores presentes, aunque nadie acertó a quedarse con la matricula, todos han coincidido en señalar que les llamó la atención un Citroen C3 en el que viajaban dos jóvenes, que iban “muy rápido” y definieron su conducción de “temeraria” y “molesta”.
Uno de ellos, conductor de autobús, ha explicado que debió hacer una señal a un vehículo para evitar un adelantamiento porque venía otro de coche de cara, extremo que el acusado había rechazado en su declaración, como había negado haber realizado adelantamientos.
Finalmente, un técnico del SAMUR ha recordado que por tres veces oyó decir que “esto se podía haber evitado”, mientras que la médico descartó que los daños infligidos a algunos de los fallecidos eran incompatibles con una colisión a velocidad baja.